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Análisis de la realidad de las economías regionales apoyada con cifras

Las políticas ejecutadas por el gobierno nacional produjeron un fuerte impacto en la economías regionales. Los números no le cierran a nadie.

En un análisis minucioso sobre lo ocurrido con las economías regionales durante estos tres años del gobierno de la Alianza Cambiemos, el autor de esta nota presenta un panorama del deterioro sufrido por estos sectores. Apoyado en cifras concretas, pasa examen por la realidad de la vitivinicultura, fruticultura, cítricos, horticultura, lechería, ganadería vacuna y porcina y elabora sus conclusiones.

 

Escribe: Matías Strasorier*

El cambio de gobierno producido el 9 de diciembre del 2015, cerró la etapa de políticas nacionales y populares ejecutadas desde el 25 de mayo del 2003. Al cumplirse 3 vueltas al sol, la implementación de políticas neoliberales tiene un fuerte impacto en el sector productivo de la Argentina, y las economías regionales muestran una situación crítica y agobiante.

Al hablar de Economías Regionales nos referimos a actividades económicas de características agrarias y agroindustriales de nuestro país dispersas en el amplio territorio nacional, que presenta diversas características geográficas y climáticas, logrando la adaptabilidad de diferentes cultivos y producciones de cualidades propias en cada zona.

Muchos autores utilizan el término “Economías Regionales” para diferenciar a los pequeños productores de los grandes productores de commoditties como soja, trigo o maíz. Sin embargo, no sólo se trata de las diferencias de escala productiva, sino más bien de las características de las distintas regiones, agrupando así a producciones que son muy variadas, por ejemplo, el Vino en la Región de Cuyo, los Cítricos del NEA y NOA, o las frutas de pepitas del Alto Valle de Rio Negro.

La mayoría de los productores de las Economías Regionales son agricultores familiares, es decir que dependen principalmente de la mano de obra familiar, incluyendo tanto a mujeres como a hombres. El acceso a la tecnología y biotecnología, a los mercados y a la financiación, resultan claves para un desarrollo exitoso de la actividad productiva; y el rol del Estado es determinante en lograrlo o no.

De esta manera, la suba de tasas de financiamiento, el aumento de las tarifas energéticas, la apertura de las importaciones, la devaluación de la moneda / suba del dólar, el aumento de los combustibles, aumento de impuestos inmobiliarios, ajuste y desfinanciamiento de áreas y programas del Estado, son parte de las principales políticas neoliberales ejecutadas por el gobierno nacional, que produjeron un fuerte impacto reflejado en los datos de estos 3 años de Gobierno de la Alianza Cambiemos.

El Sector Vitivinícola, sólo en enero de 2017 sufrió una disminución del 13,4 por ciento del consumo interno, el vino fraccionado se redujo el 13,8 por ciento del volumen comercializado y las exportaciones interanuales de vino a granel cayeron el 16,1 por ciento, según las estadísticas del INV. Pero no sólo eso, la política neoliberal de libre mercado produjo el ingreso de 18.876 hectolitros en el período enero- noviembre 2016, el 90 por ciento proviene de Chile, y en enero de 2017, solo en un mes, entraron 14 millones de litros. En 2018 la capacidad de compra del vino tinto ha caído un 39 por ciento, y para el vino blanco lo hizo en un 34 por ciento.

Para la Fruticultura, los números no son más alentadores. El Complejo Fruta Pepita en el año 2016 vio cerrar dos plantas de empaque en Río Negro a la empresa belga Expofrut, que ya veía un futuro difícil para la actividad. Al año siguiente las exportaciones sufrieron una caída del 12 por ciento en la Pera y el 7 por ciento para la Manzana. Por otro lado, la brecha entre lo que se le paga al productor y el precio en góndola ha sido un dato constante mostrado por los IPOD de la CAME, lo que marca que eslabón gana en la cadena. Así mientras los productores de peras reciben alrededor de $4,40 a $4,60 por kilo, los supermercados no bajan de $34,80 por kilo (la participación del productor es de un 12,7 por ciento). En el caso de la manzana roja, los productores reciben no más de $6,10 por kilo, al tiempo que en las góndolas de las principales cadenas de supermercados se venden a más de $40 por kilo con una brecha del 566 por ciento entre las dos puntas de la cadena comercial. Por otra parte, las importaciones solo en 2016, respecto a 2015, crecieron un 682,6 por ciento, lo que marca notoriamente el CAMBIO neoliberal en las políticas de mercado externo.

Más allá del ida y vuelta sobre la exportación de limón a Estados Unidos, suspendida desde enero de 2017 al asumir Trump, la apertura de importaciones en el Sector Cítrico aumentó un 660% interanual 2016/17, debido al “CAMBIO” del sistema de licencias automáticas de importación, que facilitó el ingreso de productos extranjeros: la importación de Pomelo Chileno se incrementó en un 83 por ciento (623 Tn a 1.142 Tn). La importación de Naranjas Españolas ascendió a 3.455 toneladas. Ingresaron 45 Tn de Mandarinas de Uruguay, una operación que no se había registrado durante el mismo período de 2015. La importación de limón registró ingresos por 177 Mil Kg desde Chile.

La Horticultura, una producción total hortícola que oscila entre los 8 y 10 millones de tn, entre papa, tomate, cebolla, batata, zapallo, zanahoria, lechuga, poroto, ajo, acelga, mandioca, zapallito, sandía, choclo, berenjena, pimiento, etc, tiene una importancia vital en la alimentación cotidiana de la población de los grandes centros urbanos. Alrededor 350.000 personas participan de esta actividad, entre productores y trabajadores agrarios, que requieren de un Estado presente y activo, que el neoliberalismo PRO combatió reduciendo el presupuesto para las ejecución de programas como el CAMBIO RURAL, el personal de INTA, Agricultura Familiar, la desaparición del RENATEA y sus programas de protección de las y los trabajadores Agrarias, tanto en lo que refiere al registro como a la garantía de condiciones y combate de trabajo infantil, quedando librado a las reglas del mercado los derechos de quienes labran y producen, como el precio que pagan quienes lo consumen.

El Sector Lechero es una de las actividades más golpeadas, en 2016 sufrió la disminución del 14,2 por ciento de la producción nacional, la mayor caída interanual en los registros de 50 años, y el consumo cayó un 19 por ciento, durante el primer semestre del 2016. El precio en góndola supera los $40 por cada litro, con precios cuidados en el mejor de los casos se consigue a $35, mientras los productores no llegan a recibir $9, hace más de 8 meses que trabajan a rentabilidad negativa. La devaluación licuó un 36 por ciento el ingreso y aumentó un 85 por ciento los costos, lo que se reflejó en el cierre del 5 por ciento de los tambos en el último año.

La Producción Ganadera de Carne tocó el piso de consumo histórico, llegando en septiembre a 49 kg/habitante/año, mientras que el precio del novillo medido en dólares es el más bajo de los últimos 5 años, u$s1.10, mientras que el 70 por ciento de insumos de invernada aumentaron al ritmo de la moneda norteamericana.

Para el Sector Porcino, en el primer semestre de 2016 los costos de producción se incrementaron en aproximadamente un 35 por ciento, con picos en el maíz del 83 por ciento, teniendo en cuenta que la alimentación, a base de maíz y soja, representa entre el 60 y el 80 por ciento de los costos de producción según la escala. Así mientras los costos se dolarizan y las ventas no. Otro duro golpe es la apertura de las importaciones de carnes porcinas en cortes congelados, es decir el ingreso de productos con agregado de valor en sus países de origen, en 2018 subieron un 10 por ciento aproximado, respecto a 2017, y si comparamos los 3 años el ingreso de cerdo extranjero supera el 235 por ciento, importación totalmente innecesaria ya que el país se encuentra autoabastecido. Tomando en cuenta que los productos de las Economías Regionales, en términos generales, más del 80 por ciento, tiene como principal destino el consumo interno, las políticas que impactan negativamente en el poder adquisitivo de la población, trabajadores/consumidores, repercuten en su poder de compra y por ende en el consumo, resultando la exportación un mercado interesante pero no fundamental.

De este modo, las políticas de gobierno ejecutadas por el gobierno de Mauricio Macri en estos 3 años fueron dirigidas a beneficiar a tres sectores principalmente: el Financiero, en primer lugar; el Energético y minero, en segundo lugar; y el Agroexportador o exportador de materias primas en tercer lugar. El sector productivo en su conjunto quedó excluido de las políticas macristas, y las Economías Regionales no son la excepción.

 

* Médico Veterinario, integrante del Centro de Estudios Agrarios CANPO.