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Carnes: el consumo se sostiene, las exportaciones crecen, pero lo frigoríficos enfrentan fuertes presiones de costos

El consumo de carnes en la Argentina mantiene niveles elevados, las exportaciones muestran signos de recuperación, pero la industria frigorífica continúa atravesando una situación complicada debido al incremento de los costos operativos, la caída del valor de los subproductos y la competencia desleal de operadores informales.

Según datos relevados por la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (FIFRA), entre enero y julio se faenaron 7.855.074 bovinos y 4.815.483 porcinos, cifras que consolidan a la Argentina entre los principales consumidores mundiales de proteínas animales. En el caso de la carne vacuna, el consumo anual per cápita supera los 50 kilos por habitante, un registro que coloca al país al tope del ranking global.

El mercado interno continúa mostrando una fuerte preferencia por la carne, con incrementos interanuales en las tres especies que incluso superan la inflación. En el caso de la carne vacuna, esa mayor demanda interna se trasladó al precio de la hacienda, reflejando la fortaleza del consumo doméstico.


En paralelo, las exportaciones comenzaron a mostrar un repunte en julio, favorecidas por un mayor nivel de faena mensual. Ese mes, que contó con 22 días hábiles frente a los 19 de junio, registró una suba del 10% en la faena bovina mensual (1.244.608 vs 1.133.518), aunque con una caída del 5% en la comparación diaria (56.573 vs 59.658). En porcinos, la variación intermensual también fue positiva con un alza del 9,5% (744.879 vs 680.449), mientras que el promedio diario cayó un 5% (33.858 vs 35.813).

Pese al sostenimiento del consumo y al repunte de las exportaciones, el panorama económico de la industria frigorífica sigue siendo complejo. FIFRA advirtió que el costo del servicio de faena se incrementó en las últimas semanas, no por decisión discrecional de las plantas, sino por un conjunto de factores estructurales.

Uno de los más críticos es la crisis del mercado del cuero, históricamente un ingreso clave para la industria. Hoy, los precios internacionales se encuentran en niveles mínimos y en algunos casos los frigoríficos deben incluso pagar para disponer de los cueros, ante su escaso valor comercial. Esta pérdida de ingresos agrava el desbalance económico, dado que el cuero solía compensar parte de los costos operativos.

A la par, los aumentos salariales, el encarecimiento de la energía y los combustibles, junto con la necesidad de mantener instalaciones y servicios de alta demanda laboral, suman presión a los balances de las plantas. “El ajuste del servicio de faena no es un beneficio para la industria, sino una necesidad para sostener el funcionamiento en un contexto económico frágil”, remarcó FIFRA.

La informalidad como amenaza

Desde la entidad señalaron además la creciente competencia desleal de operadores informales, que no cumplen con convenios laborales ni con las exigencias sanitarias. “No es lo mismo operar con personal registrado, en plantas habilitadas y con dotaciones completas, que hacerlo sin estas garantías”, advirtieron.

El caso de Corrientes fue citado como ejemplo: en los primeros siete meses del año, 27 establecimientos de esa provincia faenaron apenas 68.495 cabezas, equivalentes al 0,87% de la faena nacional. Según FIFRA, con esos niveles resulta imposible desarrollar una industria frigorífica competitiva y cumplir estándares sanitarios internacionales.

Para la federación, el desafío de competitividad atraviesa a toda la cadena cárnica. De allí la importancia de explicar con claridad los motivos detrás de los aumentos y de mantener la transparencia hacia todos los eslabones, desde el productor hasta el consumidor final.

“Argentina mantiene un consumo destacado y crecen las exportaciones, pero para que la industria se sostenga en el tiempo es necesario garantizar condiciones de competencia leal y políticas que contemplen la estructura de costos del sector”, concluyó FIFRA en su editorial.