Durante más de dos décadas, los derechos de exportación (DEX) han sido una política constante aplicada sobre el sector agropecuario argentino. Desde 2002 hasta 2024, el campo transfirió al Estado Nacional más de 160.000 millones de dólares en concepto de DEX, una medida considerada por Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) como una carga inequitativa y forzosa.
El agro es el sector que más aporta a los DEX, representando el 87% de la recaudación por este concepto, mientras que en IVA y Ganancias su participación es mucho menor. Esta situación ha generado un fuerte desincentivo a la producción y ha contribuido al estancamiento del crecimiento económico y de las exportaciones agrícolas.
CRA propone eliminar de forma progresiva los DEX, comenzando con el trigo y la cebada, ya que representan solo entre el 16% y el 22% del superávit fiscal nacional. Su eliminación no comprometería las cuentas fiscales, pero podría generar un fuerte impulso productivo en las regiones cerealeras.
La experiencia muestra que cuando se reducen o eliminan los DEX, la superficie sembrada y la producción crecen de manera significativa. Tal fue el caso del trigo en 2016, que incrementó su área sembrada más del 100%. Sin embargo, en la actualidad, la industria de la soja opera con un 47% de capacidad ociosa debido a la baja rentabilidad provocada por los altos impuestos.
Según CRA, los DEX no resuelven los problemas fiscales ni macroeconómicos del país, sino que los agravan. Por priorizar ingresos fiscales inmediatos, se pierde competitividad, reservas del BCRA, empleo privado y desarrollo regional.
En los últimos años, el PBI argentino no ha mostrado crecimiento real, el empleo privado formal se mantiene en niveles de 2015, y los salarios han perdido poder adquisitivo desde 2017. Mientras tanto, países vecinos como Brasil y Paraguay han incrementado de manera exponencial su producción agropecuaria.
El sector agropecuario representa el 18% del PBI, el 65% de las exportaciones de bienes y el 19% del empleo directo e indirecto en el país. CRA advierte que una reforma tributaria orientada a premiar la producción, eliminando los DEX, podría generar más recaudación a mediano plazo y una verdadera revolución productiva.
CRA plantea que los derechos de exportación han sido un obstáculo estructural para el desarrollo del campo y de la economía argentina. Su eliminación gradual, comenzando por el trigo y la cebada, podría reactivar la producción, mejorar la competitividad, dinamizar las economías regionales y sentar las bases para un crecimiento sostenible.