Destacado en la última Feria de Ciencias de la provincia realizada en agosto pasado como de “divulgación necesaria”, un minucioso trabajo de investigación de alumnos de 5° año de la Escuela 132 “República de Chile” de San Luis considera que “el daño potencial que generan los transgénicos y sus métodos de siembra, es cierto” y respecto de los organismos modificados genéticamente (OMG), asegura que “ninguna entidad entrevistada puede asegurar que el peligro potencial para la salud no exista”.
En el título del proyecto, los siete alumnos que llevaron adelante la rigurosa investigación se preguntan si “¿sabemos qué estamos comiendo?” y el trabajo se desarrolla sobre los conceptos de “alimentos transgénicos, conocer para decidir; del consumidor pasivo al consumidor activo”.
Los alumnos entienden que “muchas veces los funcionarios, profesionales e integrantes de instituciones en general prefieren asumir posturas neutras frente al problema, de alguna manera escudándose en las decisiones tomadas por los organismos que controlan y autorizan cada proyecto transgénico destinado a alimentos”.
El trabajo estuvo tutelado por el docente orientador Julián Augusto Muñoz en la materia Bioética y Biotecnología y los alumnos autores fueron Camila Soledad Garamendi, Leila Yasmín Lucero, Jonathan David Muñiz, Brisa Aylén Musso, Ramiro Ezequiel Musso, Ivanna Rocío Pavón y Rocío Florencia Pérez.
“Son los países en vías de desarrollo los que aceptan el uso de biotecnología todavía sin haber probado acabadamente su inocuidad”, advierte el trabajo en una parte de las conclusiones y por ello exponen una serie de recomendaciones y propuestas que “tiendan a hacer de esta tecnología algo cada vez más confiables”.
De todos modos, los alumnos advierten que si bien queda claro que los desarrollos de semillas transgénicas para obtener alimento tanto para humanos como para animales, se considera el avance mismo de la biotecnología en favor de la humanidad y que “no se ve regreso a realidades anteriores”, ven a los transgénicos como una herramienta que depende “para qué se use puede tender a ser bueno o malo, dependiendo además de quién la use”.
Garantías, información, legislación e investigación
Entre las propuestas y recomendaciones para dar un paso más, sugieren lo siguiente:
- Crear un organismo oficial o potenciar a uno ya existente, para que realmente garantice la inocuidad de los alimentos al no tener entre sus componentes profesionales que actúan o han actuado en empresas privadas propias del sector de innovación agropecuaria.
- Solicitar del debido financiamiento que permita potenciar las investigaciones para disponer cuanto antes de “defensores agrícolas” que sean capaces de combatir malezas y plagas, manteniendo la salud de los humanos y del medio ambiente, para eliminar en el menor tiempo posible los agentes fitosanitarios que contaminan y enferman a pobladores y el medio.
- Informar al público consumidor, mediante campañas nacionales organizadas por el Estado donde se explique qué es un transgénico y su potencial peligrosidad o no.
- Elevar a los legisladores nacionales y provinciales que nos representan, la posibilidad de legislar para que se obligue a que figure, en todas las etiquetas de los alimentos, en letras llamativas, si eso que está por comprar un consumidor está elaborado total o parcialmente con sustancias transgénicas, o por el contrario está libre de transgénicos, permitiendo que pueda elegir con mayor libertad si lo desea adquirir o no.
- En nuestro entorno generar grupos de personas con conocimiento en alimentos transgénicos, que realicen reuniones en comunidades donde poder concientizar respecto a los derechos que tienen los consumidores de poder elegir lo que comen.
- En la Feria de Ciencias, poder entregar folletos explicando que son los transgénicos, comunicando que están en una parte importante de los alimentos que se consumen, y que no está demostrado totalmente que no sean perjudiciales para la salud.
La pregunta central
La investigación de los estudiantes exploró posibles respuestas a la siguiente pregunta que consideran central: “¿Es posible llegar a concluir si los productos generados a partir de organismos transgénicos, con los que se elaboran alimentos para humanos son inocuos o pueden dañar la salud y/o el medioambiente?”
Conceptos sorprendentes dejaron una entrevista mantenida entre un grupo de alumnos pertenecientes al proyecto con el rector electo de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), Víctor Morignigo; la decana de la Facultad de Química, Bioquímica y Farmacia, Mercedes Campderros, y los doctores Sebastián Andujar y Luis Escudero, de la misma facultad.
“Puede haber cambios genéticos introducidos que aún no estén del todo demostrados, en relación a qué efectos y/o cambios pueden generar en nosotros”, le dijeron a los alumnos y agregaron: “Por otra parte los daños que pueden generar los alimentos transgénicos no son inmediatos, porque no se trata de un veneno y eso no permite demostrar su inocuidad inmediata porque se necesitan años de consumir alimentos de una manera para finalmente determinar que hizo que la persona desarrollara, por ejemplo un cáncer a lo largo de su vida.”
Los profesionales de la UNSL fueron más allá: “No está totalmente comprobado que los alimentos transgénicos no puedan generar cambios genéticos en nosotros. Dado que los efectos no son inmediatos, no permite demostrar su inocuidad inmediata. Se necesitan años de consumir alimentos de una manera para determinar qué hizo que la persona desarrollara, por ejemplo, un cáncer a lo largo de su vida.”
Las entrevistas incluyeron también a profesionales del INTA San Luis y a productores de la Regional San Luis de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid).
