Durante su participación en el programa Digital San Luis, conducido por los periodistas Mario Otero y Nino Romero, la coordinadora del Plan Maestro de Energía 2025-2035, Laura Giumelli, ofreció un amplio panorama sobre la estrategia energética que impulsa el Gobierno de San Luis con una visión de largo plazo. El enfoque está centrado en transformar la matriz energética provincial, apuntando hacia una integración más fuerte con el sector agroindustrial y una utilización más eficiente de los recursos estratégicos como el agua y la energía.
“La provincia está atravesando un cambio estructural: de una matriz puramente industrial a una agroindustrial”, aseguró Giumelli. “Esto nos obliga a repensar el uso de nuestros recursos naturales y cómo agregar valor en origen, a partir de una articulación inteligente entre materias primas, agua y energía”.
La funcionaria explicó que durante los últimos meses se llevó adelante un proceso de recolección de información con una metodología participativa, que involucró al Consejo Federal de Inversiones (CFI) y a la Fundación Bariloche. Uno de los principales resultados de este trabajo fue la elaboración de un balance energético provincial.
“El balance nos permite comprender qué tipo de energía consumimos, cuál producimos localmente y qué debemos importar. No hablamos solo de energía eléctrica, sino también de gas natural, combustibles líquidos y gas licuado de petróleo (GLP)”, detalló. Y agregó: “Menos de la mitad de los usuarios de energía eléctrica disponen de gas natural; el resto depende de otras fuentes, lo que hace crucial planificar con criterios de eficiencia y equidad”.
Uno de los datos más destacados revelados por Giumelli es la transformación que ha experimentado la matriz energética de San Luis en los últimos años. “Hoy, un tercio de la energía eléctrica que se consume en la provincia se genera localmente con fuentes renovables. Y casi el 50% del combustible líquido tiene origen en biocombustibles producidos en San Luis. Este cambio sustancial demuestra la capacidad de adaptación y evolución del sistema energético provincial”, afirmó.
Este giro hacia fuentes más sostenibles se alinea con la orientación agroindustrial del desarrollo económico de la provincia. Según Giumelli, la consolidación de este modelo productivo requiere una infraestructura energética que no solo sea robusta, sino también eficiente y estratégica.

En materia de infraestructura, San Luis cuenta con más de 16.000 kilómetros de redes eléctricas, de los cuales 1.000 son de alta tensión. Esta red permite una adecuada distribución energética, pero el objetivo es ir más allá de la expansión física.
“Durante el Plan 2012 duplicamos en menos de tres años la capacidad de recepción y distribución de energía. Sin embargo, no se trata solo de construir más, sino de construir mejor. La eficiencia en la infraestructura, acompañada de tarifas competitivas, es hoy uno de los grandes desafíos. No alcanza con producir, hay que llegar con precios adecuados para que la energía sirva como motor del crecimiento productivo”, enfatizó.
También advirtió que el contexto nacional exige cautela: “Los costos de los energéticos han cambiado y es improbable que volvamos a un esquema de energía barata en el corto plazo. Por eso es clave ser estratégicos en el diseño de la infraestructura y en su uso, tanto para grandes productores como para los usuarios particulares”.
De cara al próximo encuentro previsto para el 2 de agosto, donde se presentarán los resultados del diagnóstico, Giumelli subrayó la importancia de mantener abierta la participación de todos los sectores involucrados.
“El plan se construye con múltiples voces. Invitamos a municipios, universidades, centros de investigación, productores y empresas energéticas, incluyendo generadores de biogás, biomasa, energía eólica y solar. La participación amplía la mirada y da solidez a las políticas públicas futuras”, dijo.
Además, insistió en que este tipo de planes deben trascender a las gestiones gubernamentales y transformarse en políticas de Estado: “Lo que estamos haciendo ahora es poner los cimientos de una planificación energética integral, que se irá enriqueciendo en sus etapas propositivas con propuestas concretas y consensuadas”.
Finalmente, Giumelli remarcó la conexión entre el Plan Maestro de Agua y el Plan Maestro de Energía, que avanzan en paralelo bajo un mismo criterio estratégico: “Ambos son vectores clave para la productividad. Sin agua ni energía no hay posibilidad de agregar valor. Por eso, este enfoque transversal que estamos desarrollando busca garantizar disponibilidad, calidad y accesibilidad, en función de un modelo de desarrollo territorial sustentable y equilibrado”.











