La generación de información experimental bajo condiciones reales de producción se ha convertido en una herramienta estratégica para el desarrollo agropecuario de San Luis. Los ensayos a campo, impulsados por el trabajo conjunto entre el INTA San Luis, la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), productores, asesores y empresas semilleras, permiten evaluar el comportamiento de distintos genotipos de maíz y validar prácticas de manejo adaptadas a los ambientes de la provincia.
Estos estudios, realizados en distintas zonas del territorio puntano y difundidos recientemente en la publicación del INTA sobre «Ensayos agrícolas en la provincia de San Luis Campaña 2024-2025 maíz, soja, girasol y algodón», buscan aportar evidencia concreta sobre cómo las tecnologías agrícolas interactúan con el ambiente, ofreciendo datos confiables para la toma de decisiones productivas. La articulación institucional y el trabajo colaborativo fortalecen la vinculación entre la investigación científica, la docencia y la extensión rural, consolidando a los ensayos como un espacio de innovación y transferencia tecnológica con impacto directo en la competitividad y sostenibilidad del agro provincial.
Durante la campaña 2024-2025, la Estación Experimental Agropecuaria INTA San Luis llevó adelante un Ensayo Comparativo de Rendimiento (ECR) de maíz en siembra tardía, bajo condiciones típicas de la Región Semiárida Central. El estudio se realizó en un lote de Villa Mercedes (33°39’ S, 65°22’ O), con suelo Ustipsament típico, bajo siembra directa y antecedente de soja.
Se evaluaron 17 híbridos comerciales, sembrados el 11 de diciembre de 2024, con una densidad de 80.000 plantas por hectárea. La emergencia ocurrió el 19 de diciembre y la cosecha se efectuó el 14 de mayo de 2025.
El manejo del cultivo incluyó una fertilización inicial de 100 kg de N/ha (urea al 46 %), con niveles de materia orgánica del 0,9 % y pH 7,12. Las condiciones hídricas iniciales mostraron una buena recarga del perfil, con valores de humedad cercanos al 50 % en los primeros dos metros de suelo.
En cuanto al control de malezas, se realizaron dos aplicaciones combinadas de glifosato, atrazina, 2,4-D, metolaclor y paraquat, junto a un tratamiento insecticida con lambdacialotrina.
Las precipitaciones acumuladas en el ciclo (octubre–marzo) alcanzaron 687,9 mm, con lluvias destacadas en octubre y diciembre. Pese a las altas temperaturas registradas en enero y febrero (superiores a 38°C), el cultivo completó su ciclo sin heladas significativas, salvo una de intensidad moderada a comienzos de abril.
El rendimiento promedio fue de 5.078 kg/ha, con un índice de cosecha de 0,44 y una biomasa aérea de 11.184 kg/ha. Los híbridos AG 9922 Vip3 (7488 kg/ha) y BASF 7344 (7152 kg/ha) encabezaron el ranking de productividad. El peso promedio de grano fue de 175 mg, con 2.861 granos por metro cuadrado y una floración media a los 69 días de la siembra.
Los investigadores destacaron que, pese a las temperaturas extremas durante la floración femenina, los resultados se ubicaron dentro de los valores esperados para la región, en línea con el promedio provincial de la última década (5.287 kg/ha).
“La variabilidad entre híbridos se explica principalmente por el peso de los granos más que por el número, lo cual refuerza la importancia de la selección genética adaptada al ambiente local”, subrayaron desde el equipo técnico.
El estudio concluye que una sola campaña no alcanza para definir estrategias agronómicas efectivas, y remarca la necesidad de sostener ensayos plurianuales que reflejen la variabilidad ambiental del centro-oeste argentino.
Tilisarao: evaluación comparativa en el Campo Experimental “Don Andrés”
En paralelo, se desarrolló otro ensayo de maíz en el Campo Experimental y Demostrativo “Don Andrés” (convenio UNSL–productor), ubicado en Tilisarao, con el propósito de comparar el rendimiento de 22 híbridos comerciales aportados por nueve empresas semilleras.
El suelo del sitio, clasificado como Haplustol éntico de textura franca (serie Naschel), fue preparado mediante una labor de descompactación sub-superficial y la siembra se realizó sobre rastrojo de maíz, bajo condiciones de secano.
El ensayo, diseñado en franjas con testigos apareados, permitió evaluar los rendimientos en un contexto climático adverso. Durante la campaña se registraron 630 mm de lluvia, con 527,5 mm durante el ciclo del cultivo, valores inferiores al promedio histórico. Entre el 18 de enero y el 15 de febrero transcurrieron 22 días sin precipitaciones, mientras las temperaturas se mantuvieron por encima de lo normal, afectando la etapa crítica previa a la floración.
A pesar del estrés térmico e hídrico, los rendimientos resultaron satisfactorios. El promedio general fue de 6.113 kg/ha, con un desempeño destacado del híbrido BASF 7339 Vip3, que alcanzó 8.930 kg/ha, liderando la comparación de medias (LSD Fisher, Alfa=0,05).
Los investigadores observaron una correlación positiva (R² = 0,54) entre el número de granos por metro cuadrado y el rendimiento total, mientras que el peso de grano no mostró relación directa.
“Los híbridos que lograron mantener un mayor número de granos por superficie, pese a las condiciones restrictivas, fueron los que alcanzaron los mejores resultados productivos”, explicó el equipo técnico.
Los ensayos realizados en Villa Mercedes y Tilisarao reafirman el valor del trabajo colaborativo entre instituciones públicas, universidades y el sector privado en la generación de conocimiento agronómico local.
Ambas experiencias permiten validar tecnologías, ajustar densidades, fechas y estrategias de fertilización, y seleccionar genotipos con mejor comportamiento bajo condiciones de estrés hídrico y térmico.
Más allá de los resultados puntuales, los especialistas coinciden en que la continuidad de los ensayos comparativos en diferentes zonas agroecológicas es esencial para construir información sólida y útil para los productores de San Luis, fortaleciendo la competitividad y sostenibilidad del maíz en los sistemas agrícolas de la provincia.












