Inicio Fruticultura San Luis cultiva 525 hectáreas con olivos, almendros, viñedos, nogales y pistachos

San Luis cultiva 525 hectáreas con olivos, almendros, viñedos, nogales y pistachos

Aunque todavía muy lejos de tu techo, la fruticultura en la provincia avanza con inversiones en cinco cultivos principales. El olivo lidera en superficie implantada, seguido por la almendra y la vid. La ley de fomento sancionada en 2009 fue clave para impulsar estos desarrollos.

San Luis cuenta con una superficie total de 525 hectáreas dedicadas a producciones frutícolas comerciales activas. Aunque la cifra aún es modesta en comparación con su potencial productivo, representa un entramado creciente de inversiones en cinco cultivos principales: olivo, almendra, nogal, pistacho y vid.

De acuerdo con los datos oficiales más recientes, el 39,99 % de esa superficie corresponde a plantaciones de olivo, con 200 hectáreas exclusivamente destinadas a variedades aceiteras. Le siguen los almendros con 134 hectáreas (29,55 %), viñedos con 127 hectáreas (19,86 %), nogales con 60 hectáreas (12,82 %) y pistacho, con apenas 4 hectáreas (0,78 %).


Las plantaciones de olivo se concentran en distintas zonas del norte y centro provincial: tres establecimientos en Los Cajones, uno en Las Lomitas, dos en San Francisco del Monte de Oro, tres en Nogolí y uno en cercanías de la ciudad de San Luis.

La almendra, cultivo de crecimiento sostenido en la última década, se desarrolla en un campo de Candelaria, dos en Quines, uno en San Francisco, dos en Nogolí y cuatro en la capital puntana.

En tanto, las hectáreas con nogales se reparten entre San Francisco, Pozo Cavado, Nogolí, San Luis y Cortaderas. El pistacho, por su parte, se cultiva en un único campo de 4 hectáreas en San Francisco del Monte de Oro.

San Luis posee 127 hectáreas de viñedos con fines productivos. Según datos técnicos, una hectárea puede rendir hasta 9.000 kilos de uva o producir unos 6.750 litros de vino.

En toda la provincia, solo tres viñedos cuentan con bodega propia: Corral de Palos, ubicado en cercanías de Beazley, con 50 hectáreas de tres varietales; Finca La Larga, con 35 hectáreas en las proximidades de Santa Rosa del Conlara, y Los Peñitos, en Estancia Grande, con 7 hectáreas.

El resto de los viñedos operan a menor escala, distribuidos en distintos puntos del territorio: Las Cortaderas, en Nogolí y con 4 hectáreas; Finca Candelaria, en Candelaria y con 10 hectáreas; Fraterno, en Villa de Merlo, con 3 hectáreas; Las Lajas, de Adrián Bona, en San Luis y con una hectárea; Mario Pederne, en Santo Domingo, al oeste de Quines, con 6 hectáreas; Navercai, de Ricardo Videla, en Estancia Grande y con 2 hectáreas; Reynaldo Pastor, en Estancia Grande y con dos hectáreas; Judith Cangiano, en San Luis con dos hectáreas, y Sol Puntano, en San Luis y con casi cuatro hectáreas de viñedos.

La provincia de San Luis dispone de más de 700 kilómetros de canales que permiten regar por gravedad hasta 25.250 hectáreas. Sin embargo, actualmente solo se utiliza aproximadamente la mitad de esa capacidad. Este recurso hídrico no solo es clave para la agricultura, sino que representa un enorme potencial de expansión para la fruticultura, particularmente en zonas con aptitud agroclimática comprobada.

La ley que impulsó el sector

Muchos de los emprendimientos frutícolas actuales surgieron al calor de la Ley Provincial de Fomento a la Fruticultura (VIII‑0666‑2009), sancionada en junio de 2009. La norma declaró de interés provincial la implantación y manejo de montes frutales con fines productivos en todo el territorio puntano.

Entre sus principales beneficios, la ley contemplaba subsidios no reintegrables de entre el 20 % y el 80 % de la inversión, a ser otorgados a los dos años de iniciada la plantación, siempre y cuando se verificara un prendimiento adecuado. También se ofrecía asistencia técnica gratuita, especialmente orientada a pequeños productores con menos de diez hectáreas.

Este instrumento estuvo vigente hasta 2019, cuando se registraron las últimas inversiones amparadas por la normativa. Desde entonces, la expansión del sector quedó en pausa, pese al gran potencial que conserva la provincia en materia de suelos, agua y clima para la producción frutícola diversificada y a gran escala.

Un informe de aptitud frutícola elaborado para la provincia de San Luis traza un panorama detallado sobre el estado actual y las posibilidades de expansión de la actividad en el territorio.

El relevamiento de producciones, realizado mediante encuestas a campo y análisis de imágenes satelitales, estima que la superficie frutícola provincial alcanza cerca de 540 mil hectáreas. Los departamentos Ayacucho, Junín y Pueyrredón concentran la mayor parte de los cultivos.

La zonificación de aptitud agroecológica provincial tuvo en cuenta los requerimientos de 24 especies y variedades frutales junto a factores ambientales de San Luis. El análisis concluye que la provincia cuenta con condiciones favorables para una amplia gama de frutales, de carozo, pepita, olivo, nogal, vid, aunque advierte que, por la aridez del clima, la disponibilidad de agua de riego es determinante para el éxito productivo.

Como ejemplo, la superficie apta para durazno varía entre 10 mil y 340 mil hectáreas, dependiendo de si se trata de variedades de bajo o alto requerimiento de frío. El riego necesario oscila entre 300 y 900 milímetros anuales según la ubicación.

Para determinar las áreas con mayor potencial para instalar fincas frutícolas experimentales, se aplicó un análisis multivariado de conglomerados utilizando datos de la Red de Estaciones Meteorológicas (REM) y los mapas de aptitud del estudio. De este trabajo surgen como zonas más recomendables: Luján y alrededores, oeste de la ciudad de San Luis, el corredor Quines-Candelaria y el norte de Villa Mercedes.

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