Con el final de la implantación de los principales cultivos estivales, la campaña agrícola 2025/26 en la provincia de San Luis entra en una etapa clave. La siembra de maíz y soja ya concluyó, dejando como saldo superficies muy similares a las del ciclo anterior y, sobre todo, un escenario inicial alentador en términos de disponibilidad hídrica, uno de los factores más determinantes para el rendimiento en una provincia históricamente condicionada por la variabilidad climática.
Según los datos relevados, el maíz alcanzó una superficie total de 309.200 hectáreas, apenas 4.000 hectáreas menos que en la campaña pasada. La cifra confirma la estabilidad del cultivo en la rotación agrícola puntana, donde el cereal cumple un rol estratégico no solo por su aporte económico, sino también por su importancia agronómica, especialmente en planteos mixtos que integran agricultura y ganadería.
En el caso de la soja, la superficie implantada fue de 263.270 hectáreas, lo que representa una baja de 10.330 hectáreas respecto del ciclo anterior. Si bien el retroceso es moderado, refleja decisiones productivas vinculadas a costos, márgenes ajustados y estrategias de manejo frente a un contexto climático que, aunque hoy se muestra favorable, siempre genera cautela entre los productores de la región.
El girasol, por su parte, fue el primero en cerrar la etapa de siembra. La implantación finalizó hace más de un mes y alcanzó las 81.000 hectáreas, exactamente la misma superficie que la campaña pasada. El dato ratifica la consolidación del cultivo en el esquema agrícola provincial, especialmente en zonas donde su rusticidad y tolerancia al estrés hídrico lo convierten en una alternativa clave frente a otros cultivos de verano.
Más allá de las superficies, uno de los aspectos más relevantes del cierre de la siembra es el estado actual de los cultivos. De acuerdo con el último reporte semanal de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), el 96 % de la soja sembrada en San Luis presenta una condición hídrica adecuada a óptima, un indicador que genera expectativas positivas de cara a las etapas críticas del cultivo.
En cuanto al maíz, la entidad también informó que la condición hídrica se mantiene en niveles adecuados a óptimos, un dato especialmente significativo para un cultivo que define gran parte de su rendimiento en función de la disponibilidad de agua durante el período vegetativo y reproductivo.
Este escenario inicial contrasta con campañas anteriores marcadas por déficits hídricos tempranos y reafirma la importancia de las lluvias registradas en las últimas semanas. No obstante, técnicos y productores coinciden en la necesidad de mantener la prudencia: en San Luis, el comportamiento climático puede cambiar rápidamente y la evolución de los cultivos dependerá en gran medida de la continuidad de las precipitaciones durante el verano.
Con la siembra ya finalizada, la atención se centra ahora en el monitoreo sanitario, el manejo de malezas y la evolución climática. Si las condiciones actuales se sostienen, la provincia podría encaminarse hacia una campaña con resultados productivos acordes a su potencial, en un contexto donde cada hectárea bien manejada resulta clave para sostener la rentabilidad del sistema agrícola.
