El próximo martes 4 de noviembre vencerá el plazo definido por la conducción del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) para que sus empleados se acojan a un retiro voluntario con el que la cartera de Economía -alumna aplicada de la motosierra de Milei- busca achicar la planta actual de 6.700 trabajadores.
Esta poda reclamada desde el centro del poder, fue estimada en cerca de 1.400 personas. Pero la salida voluntaria no llegó todavía ni a los 300 anotados, según confiaron fuentes de ese organismo a Bichos de Campo, aún incluso después de que sus autoridades extendieran su vigencia un mes más en busca de sumar más adhesiones.
Por esta exigencia de ajuste desmedido, vale recordar que hace unos días renunció el presidente del organismo, Juan Cruz Molina Hafford.
De acuerdo con lo publicado en el Boletín Oficial a fines de agosto pasado, el régimen de retiro apunta al personal de edad media: aquel con hasta 18 años de antigüedad recibiría 1,25 haberes bruto por cada año trabajado; y aquel con más de 18 años obtendría 0,5 haberes bruto por cada año trabajado.
En ambos casos se contabilizarán el aguinaldo y el proporcional de vacaciones, pero no así “los rubros que no estén afectados por aportes previsionales ni los de pago extraordinario, gastos de movilidad, asignaciones familiares, sueldo anual complementario, y todo otro concepto cuyo pago no tenga periodicidad mensual”.
Hay que aclarar que el plantel del INTA es el más numeroso entre los organismos que dependen de la Secretaría de Agricultura, ya que en el caso del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), que prescindió de 261 personas entre enero y noviembre (-4,4% de su staf), cuenta con 5562 trabajadores. En lo que va de la gestión de Milei, en cambio el INTA incrementó la dotación de personal en 81 personas (+1,2%), aunque la mayoría de los nuevos empleados son contratados y no entran en el esquema de retiros.
A pesar de que la conducción bajó el mensaje de la adhesión voluntaria al retiro a los cuadros medios del organismo, es decir a los directores de las experimentales, la mayoría del personal y de los gremios lo rechazaron rotundamente.
“El retiro va en contra de lo que nos manifestaba el presidente Molina Hafford en diciembre de 2023. Por entonces decía que no había riesgo de recorte de personal en el INTA, y que el INTA es tan grande como se necesita que sea”, recordó Mario Romero, secretario general de la Asociación de Personal de los Trabajadores del INTA (Apinta).
A la salida de Molina Hafford de la presidencia del INTA, que días atrás fue reemplazado por el -hasta entonces- Director Nacional de Agricultura, Nicolás Bronzovich, la posición del ahora ex presidente era por demás incómoda, teniendo en cuenta que supo desempeñarse como director regional del INTA en Córdoba.
Pero eso no fue todo, porque también se le había encomendado iniciar con la revisión de inmuebles de los que el gobierno también busca desprenderse.
Bichos de Campo.











