El mercado de la carne vacuna atraviesa un nuevo ciclo de incrementos que, como suele suceder en el último tramo del año, impacta de lleno en el bolsillo del consumidor. Sin embargo, esta vez el proceso se adelantó y las subas comenzaron a evidenciarse ya desde septiembre, impulsadas por una conjunción de factores: menor oferta de hacienda, demoras productivas asociadas a problemas climáticos y una fuerte presión exportadora que sostiene los valores del novillo pesado.
En las carnicerías se observa una amplia dispersión de precios, que varía según la zona, el tipo de comercio y el grado de traslado de los aumentos. No existe un consenso unificado en el sector sobre cuánto se encareció la carne, pero sí coincidencia en que los incrementos fueron significativos.
Según Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), entre septiembre y la actualidad la carne aumentó entre 20% y 25%, lo que equivale a unos $3.000 adicionales por corte en promedio. Su vicepresidente, Sergio Pedace, en cambio, señala una suba más moderada: el ganado en pie habría aumentado alrededor de 15% desde octubre, incremento que —asegura— ya fue trasladado en la mayoría de las carnicerías.
Con estos nuevos costos, explica Pedace, el kilo de carne en la media res supera los $8.000, lo que ubica al kilo de milanesas por encima de los $16.000. Además, detalló que los cortes finos aumentaron alrededor de 10%, mientras que los cortes de guiso —como roast beef, paleta o picada— lo hicieron aproximadamente un 5%.
Los precios registrados en el conurbano bonaerense ilustran el comportamiento del mercado:
Zona Norte
- Milanesa de nalga: $17.500
- Asado especial: $14.500
- Lomo: $19.500
Zona Oeste
- Asado: $13.900
- Milanesa de nalga: $16.700
- Lomo: $19.950
En septiembre, estos mismos cortes promediaban $11.200, $13.800 y $15.700, respectivamente.
El consultor ganadero Víctor Tonelli también observa un marcado ajuste: el ganado destinado al mercado interno aumentó entre 12% y 14% desde mediados de octubre, y proyecta que durante noviembre podría darse un nuevo incremento mínimo del 8%. “Es un aumento importante para el consumidor, pero matarifes y carniceros ya no pueden sostener precios viejos”, advirtió. Para Tonelli, este escenario podría reflejarse en los próximos indicadores del INDEC, con una inflación en carne del 6% o 7% en diciembre, o incluso superior.
Entre los factores que explican las subas se destacan las inundaciones, el mal estado de los caminos rurales, la volatilidad electoral y el mayor interés exportador, que empuja al alza al novillo pesado por la firme demanda internacional.
A pesar del aumento de precios, la demanda interna se mantiene sorprendentemente firme. “Lo llamativo —señaló Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA)— es que, pese a los aumentos, las ventas no cayeron. La gente sigue comprando. No sé si por recomposición salarial o por acostumbramiento a los precios, pero la demanda se sostiene”.
Ese comportamiento del consumidor, que absorbe los ajustes sin disminuir el nivel de compra, contribuye a consolidar la tendencia alcista y da soporte al nuevo piso de precios, en un mercado que cierra el año con tensiones crecientes y perspectivas de nuevas actualizaciones hacia fin de año.











