El flamante secretario de Desregulación de la Nación, Alejandro Cacace, defendió la reciente medida que elimina trabas regulatorias para la importación de vacunas contra la fiebre aftosa. Según explicó en diálogo con el periodista Mario Otero de FM UNSL, las normas vigentes habían consolidado durante décadas un esquema que, bajo el argumento de la “seguridad sanitaria”, terminó beneficiando de manera exclusiva a un único laboratorio local.
Hasta ahora, la normativa argentina obligaba a que las vacunas incluyeran cuatro cepas del virus, pese a que dos de ellas dejaron de circular en el mundo hace más de treinta años. Este requisito técnico, según Cacace, generaba un efecto monopólico: solo el laboratorio Biogénesis Bagó podía cumplir con la exigencia, mientras que productos equivalentes y avalados en países vecinos quedaban automáticamente excluidos del mercado argentino.
“Obviamente, la resolución nunca decía ‘solo Biogénesis Bagó puede producir la vacuna’. Lo que decía era que tenía que tener cobertura contra cuatro cepas de aftosa. Y resulta que solo una empresa podía hacerlo, porque las otras dos cepas ya no existen”, detalló el funcionario.
Con el cambio introducido por el SENASA, las vacunas registradas en países del Mercosur o con aval internacional podrán ser aceptadas como equivalentes. La medida, sostuvo Cacace, permitirá ahorros de hasta 50 millones de dólares para el sector ganadero. “Esa diferencia se traduce en un impacto directo sobre el costo de la carne y la competitividad de la industria”, señaló.
El secretario cuestionó con dureza la lógica que, en nombre de la seguridad sanitaria, restringía la competencia. “Es un típico caso de cómo una resolución hecha a medida termina favoreciendo la concentración económica. Siempre se esgrime el argumento de la seguridad, pero no se habla del costo que pagan los productores y, en última instancia, toda la sociedad”, subrayó.
Durante la entrevista, Cacace amplió su análisis hacia el sistema de compras públicas en salud y citó como ejemplo lo sucedido en Mendoza con los medicamentos. Explicó que, gracias a una excepción legal, las provincias pueden importar directamente fármacos para sus programas sanitarios, sin necesidad de pasar por la intermediación del mercado local.
“Cuando Alfredo Cornejo era gobernador, Mendoza lo hizo y logró ahorros de hasta el 97%. No es que consiguió un 3% de rebaja: pagó el 3% del precio que le costaba en Argentina y ahorró el 97%. Y eso fue porque compró directamente en India”, destacó.
Para Cacace, casos como el de las vacunas aftosa o los medicamentos importados revelan un patrón común: la existencia de normativas que, en nombre de la seguridad o la regulación, terminan creando “mercados cautivos” y precios artificialmente altos.
Si bien la medida cuenta con aval judicial para avanzar, sectores que se oponen advierten sobre posibles riesgos sanitarios en la apertura a productos importados. Cacace relativizó esas objeciones y sostuvo que se trata de resistencias previsibles de quienes “se beneficiaban de la concentración del mercado”.
“La Justicia ya dio la razón al SENASA. Lo que estamos haciendo es romper con un esquema que encarecía cada dosis y cerraba el mercado a la competencia. Abrirlo no solo significa más oferta y mejores precios, sino también acceso a estándares internacionales que ya aplican nuestros vecinos”, afirmó.
En su rol de secretario de Desregulación, Cacace dejó en claro que estas decisiones forman parte de una agenda más amplia del Gobierno nacional para “terminar con privilegios disfrazados de regulaciones”.