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Buffel Grass: la carta ganadora para enfrentar la sequía en el árido puntano

El noroeste de San Luis, particularmente el Departamento Ayacucho, enfrenta año tras año el mismo desafío: cómo sostener la ganadería en un ambiente que combina suelos pobres, altas temperaturas, sequías prolongadas y lluvias escasas que rara vez superan los 500 milímetros anuales.

En ese escenario adverso, donde el pastizal natural ofrece forraje de baja a moderada calidad (con apenas entre 5 y 7% de proteína cruda y digestibilidades que caen drásticamente en épocas secas), la pregunta que se hacen los productores es la misma desde hace décadas: ¿cómo garantizar alimento suficiente y de calidad para el rodeo?

La respuesta parece estar en una gramínea que llegó de África y que, poco a poco, se convirtió en aliada estratégica de los sistemas ganaderos del semiárido: el Buffel Grass (Cenchrus ciliaris L.).


Es una especie forrajera megatérmica, adaptada a climas cálidos y suelos de baja fertilidad. Su fortaleza es la resiliencia: tolera sequías, rebrota rápidamente tras las lluvias, resiste altas temperaturas y logra producir hasta tres veces más forraje que un pastizal natural.

“Buffel Grass: aliado estratégico para la ganadería en el árido puntano” es el título de un reciente documento compartido con este medio.

“Estamos hablando de una pastura que puede llegar a producir entre 2.500 y 3.000 kilos de materia seca por hectárea al año, en zonas donde el pasto natural apenas alcanza para sostener una carga baja”, explicó a El Semiárido el técnico del INTA Quines, Héctor Andrada, quien realizó una tarea de extensión con productores del norte puntano en la implantación y manejo de esta gramínea.

Según Andrada, el Buffel no solo aporta cantidad, sino también estabilidad: “Su mayor ventaja es que asegura disponibilidad de forraje en contextos de alta variabilidad climática. Cuando el pastizal natural se agota, el Buffel mantiene su estructura y brinda un piso productivo muy valioso”.

La Sociedad Rural del Norte de San Luis realizo una experiencia con la implantación de cuatro módulos de 10 hectáreas cada uno, ubicados en distintos puntos de Ayacucho. Los resultados despertaron un notable interés entre los productores locales: las pasturas implantadas no solo mejoraron la oferta de forraje, sino que también demostraron su capacidad para complementar al pastizal natural en zonas degradadas.

“Los productores que lo probaron vieron rápidamente que el Buffel no viene a reemplazar al pastizal natural, sino a reforzarlo. Es un complemento que aporta volumen y calidad, sobre todo en los períodos críticos”, remarcó Andrada.

En la Argentina, el INTA desarrolló cultivares propios como Lucero y Orión, adaptados a condiciones locales y con la ventaja de garantizar seguridad genética y disponibilidad nacional de semillas, a diferencia de la dependencia de materiales importados.

La implantación del Buffel Grass requiere técnicas específicas de siembra y manejo. Entre ellas, recomienda:

Rolado selectivo con cajón sembrador, al inicio de la temporada de lluvias (noviembre-diciembre).

Siembra superficial, cubriendo la semilla con una fina capa de suelo.

Cerramiento perimetral durante el primer ciclo para evitar el ingreso de animales.

Evaluación de implantación al año siguiente: se considera exitosa con al menos 8 a 10 plantas por metro cuadrado.

Manejo posterior con pastoreo rotativo y descansos oportunos, para asegurar persistencia y recuperación.

Con este esquema, la producción puede estabilizarse en los 3.000 kilos de materia seca por hectárea, transformando lotes marginales en recursos estratégicos para el sistema.

El mensaje de Andrada es claro: “Se recomienda implantar esta pastura en áreas degradadas, luego de una correcta evaluación de impacto; en áreas donde el pastizal natural está presente en buenas condiciones no es aconsejable”.

En síntesis, destaca en el documento, el Buffel Grass es un complemento al pastizal natural: “El éxito de la implantación radica en la selección adecuada del cultivar, el lote, la calidad de la semilla, la técnica de siembra y la oportunidad de las lluvias; con un manejo responsable e integrándolo con el pastizal natural, esta pastura representa una herramienta clave para mejorar la productividad y resiliencia de los emprendimientos ganaderos en el semiárido puntano”.

La evaluación al año de siembra resulta clave para decidir si se aprovecha o deja semillar la pastura. Es un paso relevante para la buena productividad.

En tiempos en que la ganadería puntana busca mayor resiliencia frente al cambio climático y la variabilidad de las lluvias, el Buffel Grass se posiciona como un socio indispensable, capaz de aportar estabilidad, mejorar la productividad y asegurar el futuro de los emprendimientos ganaderos en el corazón árido de San Luis.