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Argentina ante un nuevo ciclo económico: La desregulación y la estabilidad cambiaria como pilares del rumbo económico actual

En las últimas semanas, el Gobierno nacional ha dado señales claras de que apuesta por un giro profundo en la conducción económica. Bajo el título «La desregulación avanza», el reciente informe de CREA junto al Banco Galicia analiza las transformaciones estructurales en marcha, los desafíos fiscales y la perspectiva de los mercados frente al nuevo esquema político y económico.

El informe destaca que un Congreso más alineado con el oficialismo permitiría avanzar con reformas estructurales que impulsen la competitividad sin depender exclusivamente del tipo de cambio. La estabilización política también está vinculada a la capacidad del país de refinanciarse en los mercados voluntarios de crédito, una meta central para despejar incertidumbres sobre el valor del dólar a mediano y largo plazo.

El Gobierno logró anclar expectativas y promover cierta estabilidad cambiaria, apoyado en: la salida del cepo, la caída de la inflación, la fuerte liquidación de exportaciones agrícolas y una victoria política clave en CABA. La confianza creció un 5% en mayo y se consolida una tendencia positiva. Sin embargo, la desinflación actual se encuentra, según el informe, “a mitad de camino entre el fallido Plan Austral y la Convertibilidad”. La inflación de mayo fue la más baja de la gestión Milei hasta el momento.


Uno de los gráficos más relevantes del informe muestra cómo las reservas internacionales netas siguen muy bajas, aunque estabilizadas. El Gobierno apuesta a revertir esta situación con ingreso de capitales privados (vía RIGI y otros), financiamiento externo (BID y REPO), y nuevas emisiones de bonos en dólares, como el BONTE 2030, que se colocó exitosamente al 29,5% anual.

Desde mayo, se flexibilizaron regulaciones: se amplió el umbral de información bancaria y fiscal para personas físicas y jurídicas; se permitió mayor movimiento de fondos sin tanta intervención del sistema; se modificó el régimen de compras con tarjetas y billeteras virtuales para enfocarse en operaciones de mayor volumen. Estas medidas, si bien no constituyen un blanqueo formal, facilitan el ingreso de capitales informales al circuito legal.

El informe muestra que el gasto público como porcentaje del PBI bajó del 25% al 16%, y que la presión impositiva también disminuyó, aunque sigue siendo alta. Esto sugiere que el ajuste fiscal ha sido significativo y que la política de recorte del gasto empieza a dar resultados en términos de equilibrio macroeconómico.

Si bien el camino aún tiene incertidumbres, los datos muestran un intento por cambiar el modelo de gestión. El desafío será sostener la estabilidad sin que el ajuste afecte el consumo y el crecimiento económico. Por ahora, el informe pinta un escenario mixto, donde la desregulación, el acceso al crédito y la reinserción internacional se presentan como apuestas clave para salir del estancamiento estructural.