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Aportes del cooperativismo argentino en las telecomunicaciones rurales

Descripción de hechos sobre cómo el cooperativismo realizó un aporte esencial para la expansión de los servicios de telecomunicaciones en el ámbito rural. Cuando decimos rural se hace mención tanto a los campos cuanto a las poblaciones chicas. La publicación pertenece al blog de José Otero. Vale repasar las fortalezas y debilidades por las que transitaron las iniciativas para que el servicio pueda llegar a la mayor cantidad de habitantes posibles. Allí donde el retorno de utilidades no convoca al gran capital…

El desarrollo de la infraestructura de telecomunicaciones en las zonas rurales de varios países de América Latina durante muchas décadas estuvo en manos de desarrollos locales que intentaban con su esfuerzo sanear las deficiencias de un sector limitado en su capacidad de invertir en localidades que, a su vez, no consideraba rentables. De esta manera, surgen emprendimientos como públicos de capital citadino en países como Brasil, Colombia y Ecuador.

Contrastando con estas soluciones que surgen de iniciativas públicas a nivel local, en otros países el vacío de conectividad creado mayormente por las limitaciones de las empresas nacionales de telecomunicaciones de capital público fueron subsanadas por la creación de cooperativas enfocadas inicialmente en ofrecer servicios de telefonía, siendo Argentina el mejor ejemplo de América Latina de este modelo de emprendimiento social al tener cientos de cooperativas enfocadas en conectar sus comunidades con el resto del país.

La realidad de las cooperativas argentinas comienza a mutar en 1990 como consecuencia de la privatización de la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) y la subsiguiente entrada de nuevos operadores al mercado como producto de la liberalización de este segmento de la economía. Por un lado, enfrentaron operadores que podían estar interesados en entrar a ofrecer servicios en zonas que históricamente habían sido ignoradas por ENTel y con capital suficiente para modernizar de forma acelerada su infraestructura.

Quizás el ejemplo más claro de un servicio novedoso lanzado por los nuevos administradores de los remanentes de ENTel que no era replicable por las cooperativas de telecomunicaciones de Argentina era el móvil. Inicialmente con su oferta de telefonía para luego evolucionar incluyendo servicios de datos y acceso a Internet, el servicio móvil democratizó por medio de su cobertura y esquemas de pagos asequibles el acceso a las telecomunicaciones en el país.

El lanzamiento de ‘imowi’ por la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones (CATEL) en los pasados días significa un importante hito en la historia del movimiento cooperativo del país y la conclusión de una búsqueda, no siempre bien dirigida, a evolucionar el rol de las cooperativas para profesionalizar sus procesos con el objetivo de brindar a sus comunidades los mismos servicios digitales a los que pueden acceder los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires.

El anuncio de ‘imowi’ podría caracterizarse como el punto final de un proceso de cuatro fases vivido por las cooperativas que integran a CATEL, estancamiento, evolución, colaboración y legitimidad. Asimismo, el lanzamiento de ‘imowi’ cierra un primer capítulo en la constante búsqueda por innovar de CATEL, pero fuerza la apertura de otro dominado por una complicada interrogante: ¿cómo continuar innovando de forma rentable respetando los principios del cooperativismo?

Un legado de estancamiento

A diferencia de las empresas con fines de lucro, las cooperativas priorizan la inversión social para mejorar la calidad de vida de sus miembros. Las cooperativas de telecomunicaciones en Argentina lo lograron expandiendo los servicios de telefonía básica a áreas que tradicionalmente eran ignoradas por los principales operadores de telecomunicaciones, ya que no garantizaban un retorno de la inversión en un tiempo razonable.

Las cooperativas de telecomunicaciones lograron, mediante la conexión de áreas rurales y remotas, mantener el país conectado permitiendo a sus clientes acceder a servicios similares a los que se ofrecen en las principales áreas metropolitanas del país. La iniciativa social mostrada por las cooperativas al invertir en su comunidad no se tradujo en una iniciativa de mayor envergadura en la que diferentes cooperativas unieran sus recursos para mejorar los servicios que se ofrecen comercialmente a sus clientes.

Esto se tradujo en un bajo grado de innovación digital y modernización de la red por parte de las cooperativas, las cuales comenzaron a quedar relegadas tecnológicamente en comparación con los proveedores de servicios urbanos. La creciente brecha en la calidad del servicio y su desempeño. El principal obstáculo que enfrentan las cooperativas que buscan modernizar su infraestructura es la falta de economías de escala, lo que garantizaría su adquisición a un mejor precio.

Con el objetivo de coordinar acciones que beneficiaran a las cooperativas de telecomunicaciones surgen en distintos momentos históricos dos federaciones, FECOTEL y FECOSUR. Sin embargo, al enfocarse en temas políticos internos, las federaciones ignoraron las solicitudes de las cooperativas más grandes que pedían la implementación de medidas prácticas que les ayudarían a avanzar hacia la oferta de servicios convergentes que generarían nuevos negocios.

Un ejemplo de esto se observa al repasar la evolución de la idea de un servicio móvil cooperativo que se remonta a la primera década del siglo XXI cuando hubo una iniciativa que contó con el apoyo de varios funcionarios del gobierno para otorgar un espectro radioeléctrico a las federaciones de cooperativas con el fin de ofrecer servicios móviles.

Al desaparecer esta alternativa, las federaciones optaron por perseguir el lanzamiento de un operador móvil virtual (OMV). Idea que aparentemente daría frutos cuando un operador móvil le ofrece a FECOSUR la oportunidad de alojar su OMV, lanzado bajo la marca ‘Nuestro’. Este lanzamiento no estuvo lleno de controversia pues dentro del movimiento cooperativo algunos cuestionaban la decisión de avanzar al lanzamiento del OMV sin haber hecho un estudio adicional de lo que se estaba proponiendo a las cooperativas.

Las críticas hacia ‘Nuestro’ fueron validadas por el mal desempeño de una operación que se limitaba a revender servicios de un operador móvil. De esta forma, ‘Nuestro’ fue por muchos años el único intento reconocible de cualquiera de las dos federaciones de cooperativas de telecomunicaciones en Argentina para diversificar la oferta de servicios de sus miembros. Si bien el OMV tuvo poco o ningún impacto en las pequeñas cooperativas de telecomunicaciones que carecían de la presión competitiva necesaria para avanzar hacia la convergencia, las cooperativas más grandes expresaron públicamente su desaprobación de la decisión de la dirección de FECOSUR.

La fundación de CATEL respondió directamente a la inacción de las federaciones ante los pedidos de varios de sus miembros de avanzar hacia la modernización de su infraestructura de red, la diversificación de su cartera de servicios y la necesidad de expandir sus ingresos a través del crecimiento orgánico, o sea, vendiendo nuevos servicios a la base de clientes ya establecida.

La creación de CATEL estuvo acompañada de escepticismo, forzando a la entidad a demostrar con hechos que poseía la capacidad de innovar mientras usaba sus recursos limitados de manera rentable que aseguraría a cambio un impacto social positivo en la comunidad. Muchas cooperativas de telecomunicaciones interesadas en avanzar hacia la convergencia decidieron esperar a ver resultados antes de comprometerse con esta nueva institución cooperativa.

Evolución de capacidades

Promover la evolución tecnológica para proporcionar en sus comunidades la misma calidad de servicio que las personas pueden contratar en las principales áreas urbanas de Argentina es uno de los principios declarados por CATEL. Para lograr este objetivo, la entidad implementó medidas para cambiar la mentalidad de sus miembros. Por ejemplo, en las reuniones donde se discuten nuevas tecnologías ahora se invita a participar a los gerentes técnicos de cada cooperativa pues son las personas con el conocimiento técnico necesario para hacer una evaluación apropiada. En estas reuniones, también se discute la compra en conjunto de infraestructura para los distintos miembros de CATEL.

Esta simple modificación tuvo como consecuencia evitar caer en errores del pasado en los que más de una cooperativa había adquirido tecnología obsoleta y la redundancia de infraestructura era una realidad gracias a la compra segmentada de equipos. Las reuniones técnicas permiten la elaboración de una hoja de ruta tecnológica para las cooperativas miembros de CATEL, paso necesario para planificar la adquisición del equipo requerido o los permisos que permitirán que la tecnología funcione dentro de los parámetros esperados. Estos esfuerzos han dado como resultado la adquisición de equipos idénticos o comparables a los que utilizan los principales operadores de telecomunicaciones en los centros urbanos.

En el pasado las cooperativas compraban lo que les ofrecían los proveedores de infraestructura sin mayor análisis. El proceso actual requiere la elaboración de una RFP o RFI que aborde las necesidades específicas de los miembros de CATEL. Los casos de información recopilada son verificados por un consultor externo que actuó como una parte neutral proporcionando información que podría influir en la compra de nuevos equipos, desde pronósticos sobre la adopción de nuevos servicios hasta tendencias tecnológicas en segmentos específicos del mercado.

La toma de decisión final debe cumplir con un requisito muy estricto: la solución o tecnología seleccionada debe atender las necesidades de todos los miembros de la Cámara independientemente de su número de suscriptores o si operan en un mercado competitivo o como proveedores únicos de servicios de telecomunicaciones.

Importancia de la colaboración

La industria de las telecomunicaciones requiere de altos montos de inversión. Bajo este escenario, alcanzar economías de escala siempre es beneficioso para las empresas ya que la compra agregada de infraestructura y dispositivos permite al operador tener un mejor margen de ganancia y un mayor margen de maniobra a la hora de competir en el precio por nuevos clientes.

Un ejemplo de cómo CATEL apalancó la mancomunación de recursos fue reconocer que cualquier servicio de IPTV requería un componente de contenido que no formaba parte de la experiencia de sus miembros. La solución al problema se da por medio de un acuerdo con COLSECOR (una entidad de cooperativas especializadas en la oferta de servicios de televisión paga), cuya principal experiencia es la negociación de contenidos. Por medio de esta alianza CATEL toma el mando de los temas de telecomunicaciones y COLSECOR se convierte en el punto de contacto para la negociación de contenido.

Internamente, CATEL ha implementado un esquema de intercambio de información entre sus diferentes integrantes. El argumento para justificar esta práctica es que al hablar de los obstáculos que enfrentan las cooperativas existe la posibilidad de que alguien en la sala haya enfrentado un problema similar. Si este es el caso, la cooperativa que enfrenta el desafío puede aprender de la experiencia del miembro de CATEL que superó el problema pues se le explican todos los pasos dados para resolver la situación.

Estos intercambios de información permiten ahorros de costos y nuevas oportunidades comerciales para los miembros. Además de estas reuniones formales, CATEL ofrece talleres periódicos a sus miembros para educarlos sobre temas actuales como redes domésticas Wi-Fi, fibra óptica o respuesta a emergencias bajo COVID-19. Al capacitar al personal de sus diferentes integrantes, se minimiza la necesidad de asistencia de terceros, que podría resultar demasiado costosa.

Búsqueda de legitimidad

El último componente de la reformulación del acercamiento de CATEL al mercado de telecomunicaciones por parte de sus miembros se centra en comunicar proactivamente sus acciones al resto de la industria. El objetivo es derogar la imagen histórica de ser operadores pequeños para ser considerado como un actor importante dentro del universo de las telecomunicaciones argentinas. Para lograrlo ha establecido un contacto constante con funcionarios gubernamentales y representantes del sector privado. La mayor parte del reconocimiento, según miembros de esta Cámara, se debe a la exitosa cooperación en la expansión de un cable de fibra óptica utilizado por algunas de sus cooperativas miembros y al lanzamiento del primer servicio de IPTV en Argentina. No obstante, los logros del pasado deben renovarse constantemente con nuevas acciones que confirmen que no hay contradicción en afirmar que es posible la fusión de un compromiso de innovación tecnológica con el espíritu de cooperativismo.

Como parte del esfuerzo por difundir su trabajo, CATEL ha implementado una estrategia de comunicación agresiva que complementa los canales tradicionales con un fuerte uso de las redes sociales. La premisa de la Cámara es que no se ha completado ninguna acción hasta que se haya informado al público. Su énfasis es educar a la industria sobre sus logros. Así, los medios de comunicación son una herramienta que utiliza CATEL para promover su reclamo de ser el representante oficial de aquellas cooperativas que avanzan agresivamente hacia la adopción de nuevas y mejores tecnologías.

Conclusiones

El lanzamiento de ‘imowi’ como servicio móvil de algunas cooperativas argentinas (aunque el modelo de negocio no lo limite a este tipo de organización) no es un suceso que ocurre en el vacío. El esfuerzo implicado en este anuncio requirió y sigue exigiendo un cambio cultural en la manera que se administraban las cooperativas, cómo capacitaban a sus técnicos y cómo se visualizaban dentro del entorno argentino de telecomunicaciones.

La fundación de CATEL crea una disrupción en un movimiento cooperativo caracterizado por la pasividad de sus federaciones y la falta de acciones que muestren la existencia de una hoja de ruta hacia un mundo completamente IP impulsado por tecnologías inalámbricas y una demanda creciente de servicios convergentes. Lograr modificar esquemas de compras establecidos por décadas y logra, a su vez, ser invitado por el gobierno nacional a la mesa de negociaciones por distintas administraciones presidenciales dejando ver cómo en un corto período de tiempo CATEL se ha insertado como cuarto jugador, no en tamaño, pero si en influencia, de la industria de telecomunicaciones argentina.

No obstante, sólo el tiempo dirá si en un mercado tan complicado como Argentina, ‘imowi’ es exitoso como también la evolución que indudablemente experimentará CATEL en los próximos años. De ser el consorcio de cooperativas grandes, como algunas voces demuestran a la Cámara, queda ver como CATEL logra integrar miembros de menor tamaño de forma exitosa. Resumiendo, para muchos la pregunta es de qué forma CATEL abordará sus mercados nacionales, cómo continuará modificando procesos internos y cómo interactuará con el resto en el mediano y largo plazo.