El ingeniero agrónomo Gabriel Aguilera y la ingeniera en Geología Yoleima Arrioja, de nacionalidad venezolana y radicada en San Luis, integran un equipo de profesionales que acaban de dar una vuelta más en el asesoramiento agronómico a productores de diferente escala con la integración de información digital.
Ambos se encuentran analizando datos de la última campaña para afinar las decisiones a la hora de comprar insumos para la próxima siembra.
“Hoy a nivel de lotes se genera mucha información, ya sea por imágenes satelitales, datos de cosecha, análisis de suelos, indicación geográfica, como también un montón de información disponible que van relevando entidades públicas, como el INTA y los gobiernos”, explicó Aguilera durante una entrevista con El Semiárido.
Pero los profesionales también trabajan vinculados con especialista, como Juan Cruz Colazo, destacado investigador en suelos del INTA San Luis que cuenta con un amplio conocimiento sobre el tema.
“Toda esa información dispersa es la que se ordena y la ponen a disposición del productor que están asesorando para tener resultados más precisos y manejar a nivel más específico los campos”, sintetizó Yoleima.
El trabajo de los ingenieros también incluye el objetivo de conseguir toda esa información y generar una base de datos: “Lo que nos da todo esto es la posibilidad de conocer cuáles son las variables que van determinando las distintas performances de los cultivos entre los lotes. Y lo usamos en la campaña, y volcamos más información para la campaña siguiente, haciendo los ajustes necesarios”.
Aguilera graficó que es como que van apilando información y haciendo una integración: “Y eso nos sirve porque el comportamiento de los cultivos está muy relacionado al desarrollo y génesis de los suelos y a las condiciones y el potencial que tienen esos suelos”.
Por ejemplo, indicaron, un determinado campo tiene varias series de suelos que se van combinando entre los lotes y “nuestra función, en lo que estamos haciendo mucho énfasis, es ver cómo se distribuyen esas series de suelos entre los lotes”.
Para ello se basan en un trabajo del INTA que recopiló información de 2.000 calicatas realizadas en la provincia de dos metros de profundidad, con las que fueron caracterizando los suelos de San Luis: “Hay mucha información, que la seguimos recopilando y generando con la idea integrarla información y tomar decisiones con datos, que involucran a la siembra y fertilización variable”.
Explicaron que los resultados que generen esta información permitirán decidir con precisión como se tiene que fertilizar y la densidad de siembra, con lo cual, además, obtienen una estimación de rendimiento que ayuda a predecir cuánto se producir en cada lote.
Por otra parte, destacaron que con este esquema de trabajo de asesoramiento se logra un impacto económico “tremendo y directo, que es lo que también analizamos, cerrando el ciclo con la cosecha, sumándole los costos y el resultado de la trilla.”
Pero también incluyen el balance nutricional. Con los datos pueden inferir si se fertilizó bien o si se subfertilizó determinado lote, si se repuso el nutriente que se llevó ese cultivo
Por ejemplo, indicó Aguilera, el maíz es muy extractivo en los principales nutrientes que son nitrógeno, fósforo y micronutrientes: Con esta información que estamos trabajando, hacemos análisis de suelo por ambiente. Entonces ya ajustamos la fertilización por ambiente, hacemos un balance con una estimación de rinde que vamos a tener allí”.
En cuestiones económicas, los asesores agronómicos determinan que la misma inversión que el productor tiene que poner en un lote determinado de una superficie determinada, se la distribuyen para que optimice los costos y que sea sustentable económicamente.
“Hay un área que amerita un tratamiento especial, como la mayor inversión que implica el costo de semillas y fertilizantes, versus una zona que tiene menor necesidad o menor potencial. La tecnología está, lo único que tenemos que hacer es ponerla al servicio de estos problemas que estamos teniendo económicos, que son graves, y en una agricultura que en San Luis sabemos que es muy sensible”.
La clave de una implementación sostenible y productiva
Toda esta información y decisiones que se toman, las hacen en conjunto con los asesores de cada productor. Cuentan con un equipo de trabajo que implementa y analiza la situación para desarrollar diferentes estrategias. Junto con el productor y evaluando los costos, determinan cuál es la mejor herramienta o implementación para garantizar la sostenibilidad económica y productiva.
“Buscamos los niveles de rendimiento más bajos y, con condiciones climáticas favorables, aspiramos a maximizar los resultados. La estabilidad económica y productiva es fundamental, y es un área en la que estamos trabajando arduamente. Toda esta información nos permite tener un mayor control sobre las variables que podemos gestionar”, insistió Aguilera.
Además, con la tecnología disponible, ajustan sus estrategias para obtener los mejores resultados posibles: “La profesionalidad de nuestro equipo se refleja en cómo utilizamos y aprovechamos la información y tecnología disponibles. La clave de nuestro éxito radica en la implementación. Dedicamos mucho tiempo a la planificación, que comienza tres o cuatro meses antes. Analizamos la campaña anterior, determinamos los ambientes, realizamos balances de nutrientes y ajustamos según la información climática disponible”.
También destacaron que actualmente cuentan con programas avanzados, inteligencia artificial, algoritmos y bases de datos, junto con información de los semilleros. Por ello, consideran que la integración y aplicación de toda esta información en el campo es fundamental: “Nuestro trabajo comienza en la oficina muchos meses antes y culmina en el momento de la siembra, aprovechando al máximo cada oportunidad”.











