En los campos del corredor Quines–Candelaria se concretó un hito sin precedentes: la primera producción nacional de un algodón de fibra extralarga, comparable al Pima peruano y al egipcio, referentes mundiales en calidad textil.
San Luis, una provincia que ya se posicionó en el mapa agrícola nacional gracias a la alfalfa y a la diversificación de cultivos bajo riego, comienza a perfilarse ahora como protagonista de un proyecto que podría revolucionar la cadena algodonera argentina. En los campos del corredor Quines–Candelaria se está gestando una apuesta inédita: la producción de un algodón de fibra extralarga, de calidad comparable al Pima peruano o al egipcio, materiales de referencia en la industria textil internacional.
La iniciativa involucra al INTA, a la empresa Halgón, a la marca de indumentaria Pato Pampa y al establecimiento Puramel, que aporta infraestructura de punta y la desmotadora más moderna del país. Juntos dieron un paso histórico: lograron las primeras 11 toneladas de fibra extralarga producidas en la Argentina, con longitudes que alcanzan los 34 y hasta 35 milímetros, frente a los 27-29 milímetros del algodón convencional.
El nuevo algodón, bautizado FELPA (Fibra Extra Larga Pampa Argentina), no es un commodity: es un producto premium, destinado a nichos de alta calidad textil. Sus características son inmejorables: suavidad, resistencia, brillo natural y tonos originales que van desde los terrosos hasta los verdes y dorados, lo que permitiría reducir el uso de tintes químicos.
“Estamos frente al primer volumen mundial de esta fibra. Se desmotaron 30 toneladas de algodón bruto y obtuvimos unas 12 toneladas de fibra extralarga. Es la primera vez que en Argentina se genera algo así y San Luis tiene las condiciones para multiplicarlo a escala”, explicó a El Semiárido Federico Lisa, gerente de Puramel, que ya proyecta sembrar entre 60 y 100 hectáreas en 2026 para comparar este algodón con las variedades comerciales tradicionales.







Un proyecto de alcance nacional
El desarrollo cuenta con el impulso científico del INTA, que lidera la investigación genética, y con la visión de empresas privadas que decidieron apostar por la innovación en tiempos de incertidumbre. Mauricio Tcach, director del criadero de algodón del INTA Sáenz Peña, subrayó a este medio que “San Luis, junto con La Rioja y Catamarca, ofrece la combinación ideal de radiación, disponibilidad de riego y manejo agronómico para que este algodón despliegue todo su potencial”.
La marca Pato Pampa será la encargada de transformar la fibra en prendas exclusivas. “Queremos que esta fibra no sea solo materia prima, sino que se traduzca en moda argentina de exportación. Hablamos de ropa de alta costura hecha con un algodón nacido en nuestros campos”, destacó Juan José Bertolino, fundador de la firma.
La importancia de este algodón radica no solo en la innovación genética y productiva, sino también en el impacto económico que puede generar. Argentina importa actualmente fibras largas para abastecer su industria textil. Con FELPA, podría autoabastecerse y, además, exportar a mercados de gran valor agregado, principalmente Europa y Norteamérica, donde la demanda de fibras extralargas supera ampliamente la oferta.
Mariano González, titular de Halgón y uno de los impulsores del proyecto, lo sintetizó así: “Durante años la Argentina perdió terreno en calidad. Ahora estamos recuperando un lugar en el mundo con un algodón premium que puede devolvernos prestigio internacional. En 2025 hicimos apenas 18 hectáreas en San Juan; en 2026 serán más de mil hectáreas en ocho provincias, con San Luis como protagonista”.
El proyecto FELPA también es un ejemplo de articulación público-privada. El INTA aportó investigación y genética, las empresas privadas apostaron capital y riesgo, y productores locales como Puramel ofrecieron experiencia e infraestructura. “Lo valioso es que San Luis puede salir de la lógica del commodity y abrir una especialidad de altísimo valor. Es innovación aplicada al territorio, que genera trabajo y diversificación productiva”, destacó Héctor Andrada, técnico del INTA Quines.
Además, el algodón extralargo abre la puerta a un aprovechamiento integral de la materia prima: del aceite de la semilla se obtiene biodiesel para la propia industria textil y coadyuvantes agrícolas, mientras que el residuo sólido se utiliza en alimentación animal. Un ciclo completo que combina sustentabilidad, agregado de valor y desarrollo regional.
El desafío es encontrar el mercado
Aunque la fibra todavía no tiene un precio definido en el mercado argentino, los especialistas señalan que puede competir con algodones premium del mundo. “El secreto estará en encontrar compradores que reconozcan su valor. Cuanto más larga la fibra, mejor calidad del hilo y menos roturas. Eso lo sabe la industria y es lo que pagará”, afirmó Lisa.
Con San Luis como epicentro de esta experiencia, la Argentina se abre camino hacia una nueva cadena algodonera de exportación premium. Un paso que combina ciencia, industria y producción para reposicionar al país en el mapa global del algodón, ahora con un sello propio: fibra extralarga 100% argentina.
Fotos: Gentileza de Federico Lisa, Héctor Andrada y Agro Perfiles.