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Vitivinicultura: el problema no es de dónde sacar la plata para tapar agujeros

En 2018 la caída del consumo per cápita llegó a un piso 18.9 litros por habitante por año.

Febrero caluroso el de 2019, y como cada año en Mendoza el sector vitivinícola se prepara para la vendimia, en particular este año con la temperatura en nivel de crisis.

La dirigencia política se planteaba la disputa por el origen del dinero necesario para el Fondo Anticíclico Vitivinícola, una herramienta financiera, ya utilizada por gobiernos anteriores, que a través de fideicomiso buscan intervenir el mercado para disminuir el stock, mejorar el precio y favorecer las exportaciones. Finalmente se pusieron de acuerdo y se reparten 50/50 los $3.200 millones que necesita el fondo, entre la toma de deuda como quería el oficialismo, y el aporte de las arcas del estado provincial como quería la oposición. ¿Será esta la solución de un problema que no parece encontrar quien lo aborde de raíz?

Para la consultora AVANZAR, la crisis del sector se basa en la caída de las ventas, recurrentes excesos de producción, alto costo financiero y ausencia de políticas públicas. Nada nuevo entre los expertos en el sector.

Solo con estudiar los datos del INV, uno se adentra en el tema y concluye que la crisis vitivinícola es una realidad. Observamos que entre el año 2008 y 2015 el consumo promedio per cápita fue de 25.47 lts. Mientras que en el período de gestión macrista, entre el 2015 y 2018, el promedio fue de 20.26 Lts per cápita anuales, con una caída permanente año a año, llegando en 2018 a un piso 18.9 lts por habitante por año.

Las ventas en el mercado interno pasaron de 10.351.751 hectolitros en 2015 a 8.385.757 hectolitros en 2018  significando una caída total cercana al 20%. El aumento de los costos productivos rondan entre los 80.000  y los 120.000 $/Ha según el tipo de producción. A lo largo de 2018  solo el  incremento en la tarifa eléctrica fue del 58% y el de combustible fue de 72%.

El costo financiero con tasas superiores al 60% y en algunos casos con CFT cercanos al 100%, al que está sometido el sector productivo en su conjunto, no le resulta ajeno a la producción vitivinícola. Así  mientras el año pasado el Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunciaba una  ganancia superior al 260% para los bancos, cada productor agotaba su capacidad imaginativa para resolver como conseguir financiamiento para encarar la campaña 2018/19.

Como militantes del sector agropecuario y productivo, con visión nacional y popular, creemos que es fundamental la construcción de un Plan Cuyano de Vitivinicultura que incluya y distribuya la riqueza del sector entre las y los Productores, Las y los Empresarios PyMEs, las y los Bodegueros y  las y los Trabajadores y contratistas de viñas. Para eso, comenzar a identificar los problemas de fondo, que no empiezan ni terminan sólo en Cuyo, resulta un paso indispensable.

Resulta elemental entender que el mundo se encuentra en crisis sistémica a escala global desde el 2008, y como tal, en lo local no estamos ajenos a sus repercusiones. Claro que esta crisis fue mejor conducida con Cristina Fernández de Kirchner como presidenta, los números lo demuestran con claridad, mientras que Mauricio Macri relegó de su proyecto económico a las actividades productivas en general.

Comprender que todas las políticas de CAMBIEMOS (aumento de tarifas, aumento de impuestos, aumentos de tasas de financiamiento, inflación, etc) nos llevaron hasta el punto actual, siendo totalmente contrapuestas al desarrollo y al crecimiento de las economías regionales integradas en un plan productivo federal, que prometían en la campaña.

Estos aspectos son importantes para sumar a los puntos que desde el peronismo se presentan como respuesta coyuntural, porque si olvidamos los problemas de raíz, las soluciones serán de corta duración. Sin aumentar el consumo interno, principal destino de la producción vitivinícola, sin disminuir los costos productivos y financieros, sin acceder a la tecnología y biotecnología de punta, sin encarar el comercio exterior protegiendo a la producción nacional del ingreso/importación de vino chileno y promoviendo los mercados externos, difícilmente podamos encontrar un rumbo, y estaremos destinados en cada vendimia a buscar de dónde sacar la plata para tapar los agujeros.

Y discutir la concentración de la cadena en apenas 3 grandes grupos económicos como problema de fondo de la vitivinicultura mendocina la dejamos para otro capítulo…

Nota de opinión del Centro de Estudios Agrarios – CANPO