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Una completa gira técnica por el árido puntano mostró el potencial del pastizal natural forrajero

La desafiante tarea de aumentar la carga animal por hectárea, subir el porcentaje de destete y producir más carne en el árido oeste de San Luis, puede lograrse mediante un combo de manejo y tecnologías, pero nunca sin cuidar debidamente las pasturas autóctonas.

“El pastizal nativo forrajero del campo es el capital básico con que cuenta el ganadero  y sobre el cual puede construir todo lo demás; por eso mantener estable la capacidad forrajera de cada cuadro de pastoreo es mantener el capital”. Este concepto fue expresado por el especialista del INTA Villa Mercedes Oscar Terenti, durante la primera gira técnica por el árido puntano, que incluyó dos campos del oeste del Departamento Ayacucho.

Ante más de 60 invitados, el técnico habló en el establecimiento “La Lela”, de Juan Arossa,  20 kilómetros al oeste de Quines, donde en 1.100 hectáreas desarrollan ganadería de cría, con clausura de potreros durante seis meses : “Las vacas deben ser las justas; la mitad del campo debe estar sin ellas de octubre a marzo para permitir la recuperación del pastizal”.

En la jornada organizada por la Sociedad Rural del Norte, el INTA Quines y el Ministerio del Campo, Terenti aconsejó dar prioridad a mejorar el porcentaje de preñez e insistió con la distancia de las aguadas para evitar largas caminatas a los animales: lo ideal es que tengan un radio de acción de 1.600 metros y no más de 2.500.

El profesional definió al pastizal natural  como el área que produce forraje a partir de especies nativas, ya sean gramíneas, graminoides, arbustos, árboles ramoneables y hierbas o mezclas de éstas: “En el mundo las pasturas naturales proveen el 75% del forraje para animales domésticos y el 99% para animales silvestres”.

En términos técnicos, el manejo del pastizal natural es “el arte y la ciencia del planeamiento y dirección del uso de los pastizales para obtener una máxima y sostenida producción anima compatible con la perpetuación del recurso”.

Además, conocer el estado del pastizal natural permite evaluar su estado productivo y ajustar la carga animal que puede soportar esa pastura. Para la evaluación del pastizal natural se dividen las especies en tres categorías distintas.

Si el método es “ecológico”, se divide en especies crecientes, decrecientes  e invasoras. Si el método es “utilitario”, las especies se separan en deseables, intermedias e indeseables.

Luego se realiza una determinación cuantitativa (en número y cantidad) de especies, su cobertura, densidad y frecuencia. El análisis se completa con la medición de la cantidad de forraje presente.

Trerenti advirtió en una cartilla que entregó a los invitados, que la importancia de pastizal natural radica en que es fuente básica de alimento y proteína para producción primaria y secundaria, es protector de cuencas hídricas, hábitat para fauna silvestre y ayuda a la conservación del suelo y fauna.

En esta zona del noroeste puntano las lluvias no pasan de los 400 milímetros y por ello el técnico dijo que el pastizal tiene una dinámica muy lenta: “Cualquier impacto negativo como una sobrecarga animal genera proceso prácticamente irreversibles; es imprescindible entender que este pasto natural  es el capital básico del ganadero, que le permite obtener carne a través de la cosecha de forraje que hace la hacienda”.

También advirtió que la alta variabilidad productiva dentro o entre años confunde al productor, ya que, por ejemplo, cuando en un período muy lluvioso observa que “el campo está verde” piensa que ni existen problemas de deterioro, cuando no es más que “un maquillaje” formado por especies anuales y el color de las plantas: “No existe en un campo deteriorado una emergencia importante de nuevas pantas  y menos aún de especies que desaparecieron por ser muy buscadas por el ganado”.

En síntesis, el especialista insistió que el sobrepastoreo del pastizal provoca la eliminación de especies forrajeras más valiosas, invasión de especies no deseadas, incremento de suelo desnudo, erosión y disminución de la tasa de recuperación.

FOTO: Gentileza INTA San Luis