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Un experto señala que es un “buen momento” para comprar tierras y explica los motivos

Las tierras para producción agrícola y ganadera están “baratas” en relación a la soja y a la hacienda: en la actualidad se necesita 11% menos de la oleaginosa para comprar una hectárea en la zona núcleo maicera que el promedio de los últimos cinco años, a la vez que se requiere 29% menos de kilos de ternero para hacerse de una hectárea en zona de cría. En el primer caso, impacta fuerte la reducción de la brecha cambiaria, mientras que en el caso de la carne también incide el aumento del precio del ganado.

El análisis de estas relaciones de precios -entre lo que producen esos campos y los precios que tienen esas tierras- es del economista David Miazzo, titular de la consultora Data Miazzo. Sus números marcan que hoy se requieren 58,4 toneladas de soja para comprar una hectárea en la zona núcleo maicera y 1137,4 kilos de ternero para hacer lo propio en un campo de cría.

En diálogo con LA NACION, Miazzo advirtió que los precios de los campos todavía “no reaccionaron al nuevo escenario” aunque entiende que -como ya se registra en el caso de las propiedades urbanas, para las que también mejoró la posibilidad de adquisición- eso comenzará a pasar en el corto plazo.

“En un escenario optimista hacia adelante, los precios de las tierras podrían empezar a subir y la relación bajo análisis a empeorar; por eso hoy es un ‘buen momento’”, dice y menciona que la existencia de “créditos en dólares con tasas muy bajas” -una oferta que se vio en la última Expoagro- “mejoraría” la ecuación financiera.

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La “oportunidad” no es igual para la compra de camionetas y maquinaria agrícola, dos segmentos donde las relaciones de precio son desfavorables.

Miazzo subraya que para la soja es “clave” la reducción de la brecha cambiaria puesto que el precio de los campos está en dólares blue o MEP y el de la oleaginosa en dólar exportador: “Si bien la cotización internacional bajó, impacta favorablemente este hecho; cuando la brecha era más grande, se necesitaban más toneladas para comprar una hectárea”.

En el caso de los terneros, además del achicamiento de la brecha, incide que el precio de la hacienda es “bueno; es alto, lo que tiene que ver con el efecto sequía en la oferta”, indica el economista.

Desde la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR), su presidente, Abel Real, señala que hace cinco años atrás -el período coincide con el del análisis de Miazzo- los precios de las tierras comenzaron a bajar. “La curva alcanzó hasta un 20% menos -detalla a este diario-, pero el comportamiento no es homogéneo en todo el país; hay diferencias [entre regiones]”.

Por esa heterogeneidad entiende que el poder de compra de la soja y la carne “no puede tomarse de manera pareja”. Describe que hay tierras cuyos precios comenzaron a reacomodarse y recuperaron hasta 10%. La zona núcleo es la más demandada y también la que logró mejorar más los precios.

Real advierte que los compradores “no están convalidando”, por ahora, una recuperación superior al 10%. “La demanda y la oferta es la que da la regulación del mercado -añade-. Con reglas debería haber un incremento”.

La Nación – Gabriela Origlia