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Suspenden por 5 meses la entrega de agua a la salida de El Carrizal en Mendoza

Aguas abajo del dique El Carrizal. Los productores deberán esperar. Foto Mariana Villa - Los Andes

Para poder regar sus cultivos apropiadamente, los 9.500 regantes del río Tunuyán Inferior, que cultivan en total unas 60 mil hectáreas, necesitarían recibir de 12 a 13 mil metros cúbicos por año. Sin embargo, en 2019 apenas les llegaron 7.600 m3. Para cubrir ese déficit, esta temporada  tuvieron que tomar una decisión: o adelantaban la corta anual o se arriesgaban a no contar con el recurso en la época de crecimiento de la planta.  Por lo tanto,  se definió que aguas abajo del dique “El Carrizal”,  los cultivos se quedarán casi cinco meses sin agua: desde el 24 de marzo hasta  el 19 de agosto.

Para graficar el problema desde el INTA ya reconocen que durante la temporada 2019-2020 se produjeron pérdidas de rendimiento, en algunos casos cercanas al 30%, debido a la imposibilidad de suministrar el agua necesaria en la época estival. Y esta nueva restricción, en donde se sumaron más de 45 días a la tradicional corta (antes iba de mediados de mayo a agosto), supondrá también una disminución de los rendimientos potenciales de los cultivos.

Además genera un perjuicio para quienes no disponen de pozos, ya que impide a los productores diversificar su producción con cultivos otoño-invernales, como pasturas u hortalizas (ajo y cebolla). Pero para el organismo la decisión es acertada. Es que la región atraviesa la mayor crisis hídrica de la historia y no hay más agua para repartir.

Juan Pablo Villarruel, subdelegado de la cuenca del Río Tunuyán Inferior, explicó que hasta tres o cuatro años atrás podían entregar lo que necesitaban los regantes, pero que desde entonces, por la crisis hídrica, se han visto obligados a reducir ese volumen. Como reconocen que esos 7.600 m3 son insuficientes, consultaron al INTA para definir en qué momento la planta sufre menos la falta de agua.

La sugerencia de los especialistas del INTA fue que se eliminara el tradicional riego poscosecha, ya que la planta “está por irse a dormir”. En cambio, y esto se acordó con inspectores de cauce y regantes, se decidió que era preferible guardar el agua para los meses de primavera y verano, que es cuando crecen la planta y sus frutos. Se trata de un manejo de sequía que apunta a infligir el mal menor. De esta manera, se empezará la temporada fuerte de riego con El Carrizal lleno y asegurado, aunque se necesitan al menos tres embalses para abastecer de agua superficial las 60 mil hectáreas en producción.

La Zona Este es el mayor paño productivo de la vitivinicultura argentina, pero también existe un importante desarrollo de la fruticultura, la horticultura (tomate para industria) y la incipiente expansión ganadera.

Edgardo Roby, presidente de la Federación de Inspecciones de Cauce, detalla que lo que les explicaron es que si cortaban el agua antes, entre febrero y marzo, podían perder 10% de la producción, mientras que si se vaciaba el embalse para noviembre, las pérdidas podían llegar hasta el 50%. Con este corte anticipado, tendrán dos turnos más en plena temporada, con respecto a 2019.

Pero también señaló que se necesitan “tres Carrizales” y que para conseguir los dos restantes, además del que ya parece asegurado para mediados de agosto, dependen de las nevadas y de las lluvias, en la zona del Tunuyán Superior o del Inferior, que reduzcan la necesidad de usar riego.

Si bien el Departamento General de Irrigación dejó de hablar de años de crisis hídrica, por considerar que la reducción del caudal con respecto a la media histórica será sostenida de aquí en adelante para todos los ríos, algunos regantes del Tunuyán Inferior plantean que no sólo es la sequía lo que les redujo la dotación.

Sostienen que aguas arriba de El Carrizal las hectáreas cultivadas se han multiplicado en el último tiempo y se encuentran viñedos de importantes firmas, con capacidad de pago, mientras en el Este predominan los pequeños productores, en crisis. Aunque el DGI reitera que no se ha modificado el esquema de reparto, la inquietud persiste.

Mario Doña, vicepresidente de la Cámara de Comercio, Industria y Agricultura de San Martín, señaló que normalmente el último riego antes de la corta se hacía en mayo, pero que este año algunos ya no pudieron regar en abril y otros incluso en marzo; es decir, hasta dos meses antes de lo habitual. Si bien esto no significa un problema para los frutales de carozo, sí afectará a los viñedos.

Doña recordó que este año ya hubo una merma de alrededor de 20% en la producción vitivinícola, asociada a la escasez de agua.

El panorama no resulta alentador para 2021, ya que lo habitual es que, después de la cosecha, se coloque abono y se realice un riego para que los nutrientes lleguen a las raíces y éstas puedan almacenarlos durante el invierno para arrancar la brotación con fuerza en la primavera. Esta fertilización después de la vendimia debieron obviarla quienes sólo cuentan con riego superficial (los que tienen perforaciones en uso representan un porcentaje minoritario).

Doña anticipó que, por esto, no es de esperar que la próxima cosecha  arroje mejores resultados que la 2020 y asegura que una prueba más de ello es que el precio del vino, que era de $ 8 en febrero, trepó a $ 15 en la actualidad porque las bodegas quieren asegurarse un stock ante una futura producción incierta.

En el Este, detalló, hay unos 1.500 pozos de riego, pero casi nadie los usa porque el costo de la energía eléctrica es muy alto. Cuando el productor calculaba que una factura mensual podía ascender a 120 o 150 mil pesos, con el precio del vino a 8, decidió no usarlo. Una solución, indicó Doña, podría ser la instalación de paneles solares para abastecer las bombas, que se pagarían con el vuelco a la red en los momentos del año en que no se riega.

El presidente de la Asociación de Viñateros de Mendoza, Eduardo Córdoba, manifestó que la decisión de dejar de entregar agua del embalse El Carrizal fue acertada, ya que hoy se está cerca de la cota máxima. Y consideró que era más importante asegurar el recurso para la época de heladas tardías, aunque reconoció que la fertilización poscosecha le da más vigor a la planta para el inicio de la brotación.

Fuente: Los Andes