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Seria advertencia sobre la «aniquilación biológica»

Durante este mes de noviembre se desarrolla el sexto Congreso Nacional de Agroecología. Una vez por semana se realiza una mesa de diálogo sobre diferentes temas ligados a esta realidad. La segunda mesa estuvo centrada en «Estamos en emergencia ambiental, alimentaria y social».

El panel estuvo integrado por productores que trabajan exclusivamente con la perspectiva agroecológica y por profesionales. De esas exposiciones seleccionamos la realizada por la activista ambiental Flavia Broffoni.

Durante el momento de su discurso Flavia se extendió con datos y consideraciones sobre la gravedad del deterioro ambiental que está sufriendo el planeta. » Estamos hablando de que la crisis de extinción de especies es tan profunda que ya la ciencia ni siquiera habla de la sexta extinción masiva de especies, sino de la primera aniquilación biológica», resaltó.

Después de un diagnóstico muy pesimista basado en datos concretos, sostuvo que para revertir esta tendencia de aniquilación biológica del planeta, lo mejor que podemos utilizar es «cabeza corazón y manos» para entender cuál es «nuestro rol en este momento». Es decir, explicar, denunciar y trabajar colectivamente para revertir un panorama cada vez más sombrío.

Flavia Broffoni, como politóloga y proveniente de una rama distinta de las que pertenece el mayor núcleo que trabaja con la agroecología, comentó que debe sentarse a leer con mucha atención para después tener argumentos sólidos para debatir con aquéllos que denigran esta rama de la producción.

Reproducimos textualmente lo que consideramos los principales puntos de la exposición de la profesional:

«Nos tenemos que bancar muchas veces la perorata de victimización que nos transmiten (los productores de soja que utilizan agroquímicos). Nos dicen que hay pobres, pero que no es por su culpa, y que si nosotros seguimos promoviendo la agroecología va a seguir aumentando la pobreza, aunque tengamos toda la información del Censo Nacional Agropecuario de que no es así, sino que SU modelo de producción es el que aumenta la cantidad de pobres.

Dicho esto, y como parte de mi trabajo es diagnosticar el colapso ecológico y climático, lejos de asustar a quienes nos siguen, se puede aportar una mirada de por qué la transición hacia la agroecología es relevante en este contexto. Me gusta eso de Eduardo Galeano cuando dice que hay que mirar la realidad desde el telescopio y el microscopio al mismo tiempo.

Estamos en un momento de transición histórica en el cual necesitamos todo el tiempo jugar con estos dos niveles de análisis para entender por qué cobra especial relevancia promover la agroecología como una estrategia de producción de alimentos, la única posible en este contexto de transición civilizatoria.

Lo que no da más es nuestro ecosistema. En este sentido me parece interesante inter-relacionar algunos datos. Conectar los paneles internacionales que están diagnosticando la situación de extinción en la que nos encontramos, con esto, que es una conversación cotidiana para muchos de ustedes, que tiene que ver con la pregunta ¿cómo puede ser que tengamos que seguir argumentando la revolución de lo obvio? que tenemos que dejar de ponerle veneno a la comida que nos alimenta y que tenemos que dejar de producir hectáreas y hectáreas con soja y maíz transgénico para exportarla, para alimentar animales industrializados en otros países y generar  biodiesel para que puedan seguir manejando los europeos?

En esta revolución de lo obvio, hay que entender que la narrativa que nos sigue proponiendo el agronegocio como parte de la tríada extractivista de este país, se basa sobre mitos fundacionales y tiene que ser desmitificada. No hay dato empírico que demuestre que esta forma de hacer las cosas, de organizar la sociedad de manera homogénea sea más efectiva. Eso va en contraposición con los principios de la naturaleza, donde la única forma de reproducir vida es reproduciendo la diversidad; es aceptando que no se debe usar la misma solución tecnológica para todos los lugares. Se trata de entender que cada comunidad, anclada en un territorio, considera que su modelo es el mejor para desarrollar su vida.

Vuelvo a los datos. Hace dos años se produjo un quiebre muy profundo en lo que venían siendo los diagnósticos globales sobre la crisis climática y ecológica. Por qué? porque en octubre de 2018 un panel de la ONU sobre cambio climático dijo básicamente que tenemos diez años para transformar todos los patrones de producción y consumo, que son los que generan emisiones de gases de efecto invernadero, porque los ecosistemas están a punto de colapsar. Se está entrando en lo que se denomina umbrales críticos o puntos de no retorno.

En este momento hay nueve ecosistemas globales que se interrelacionan, atravesando estos umbrales en donde se van a desencadenar procesos ecológicos que van a ser muy difíciles de predecir en sus consecuencias. A esto se le llama puntos críticos de no retorno.

Hemos generado impactos tan profundos sobre biomas que regulan la atmósfera del planeta, como la Amazonía, la Antártida, los bosques boreales, el bosque ártico, el permafrost que cubre la zona del hemisferio norte que almacena debajo de esa inmensa capa de hielo gas metano, que ha comenzado a liberar a la atmósfera y acelera el colapso climático. Esos puntos críticos se están atravesando hoy, 2020.

Este informe del panel de la ONU dijo que si se superaba el aumento de 1.5° en promedio, estos procesos van a ser irreversibles e inevitables. ¿Saben a qué aumento estamos yendo con este tipo actual de emisiones? a 3.5° antes de fin de siglo. Esto es, la extinción completa de toda la vida que conocemos sobre la tierra, probablemente en el lapso de nuestras vidas.

El otro gran informe, el panel intergubenamental sobre biodiversidad y ecosistemas , en mayo del año pasado sacó un  diagnóstico global que indica cuál es el estado de los ecosistemas y la biodiversidad en el mundo. A este informe lo complemento con el que elaboró Planeta Vivo, WWF. Hace 3 semanas sacó su informe N° 14. Lo que hace es seguir desde hace 40 años las poblaciones de vertebrados. Desde el año 1976 hasta ahora la población de vertebrados se redujo 2/3 y en nuestra región, América Latina, se redujo un 94%.

Estamos hablando de que la crisis de extinción de especies es tan profunda que ya la ciencia ni siquiera habla de la sexta extinción masiva de especies, sino de la primera aniquilación biológica. Esta es la conclusión del informe de Naciones unidas.

¿Qué quiero decir con todo esto? que la dimensión y la enormidad que nos presenta el momento de apocalipsis, muy probablemente nos lleva a lugares de pensamiento de mucha desesperanza. Desde los centros de poder de decisión, nos alimentan que debemos tener esperanza, pero la definen en el sentido de que debemos seguir esperando. Esperar que algo bueno y mágico y que alguien invisible aparezca y nos salve a todos.

Entonces, en espacios como este, donde trabajamos en soluciones  pluriversas, adaptadas a cada territorio,  es parte de transformar esa esperanza en acción. Parte de esa responsabilidad nos cabe. Seguir trabajando colectivamente con un triple anhelo: de la cabeza, el corazón y las manos. De la cabeza, seguir explicando las veces que sea necesario a quienes necesiten y quieran ampliar la información el estado situación de lo que estamos viviendo. El corazón, es seguir trabajando colectivamente en este momento histórico de transición. Por último, usar las manos para seguir indicando quiénes son los responsables de haber llegado a esta situación. Es ese uno por ciento que se beneficia y se enriquece a costa de nuevos subsidios al poroto de soja de exportacion, de las quitas a las retenciones de la megaminería, por ejemplo.

Entonces, cabeza corazón y manos es lo mejor que podemos utilizar para que a partir de este diagnóstico con el telescopio y el microscopio podamos entender cuál es  nuestro rol en este momento».

Material para reflexionar con profundidad…