La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) analizó que promediando el primer semestre del año, el sector sigue con niveles bajos de actividad, aunque advirtió que corren mejores vientos: “Si miramos con atención la tendencia, estimamos tener un segundo semestre con mayor actividad y mejores resultados”.
En su último informe, la CAIR expresó que si bien la nueva administración nacional benefició positivamente el clima de negocios en general, normalizando la operatoria comercial con diversas medidas de impacto económico-financieras, estas lograron hacer más rentable la actividad y le dio perspectivas futuras más claras y precisas a la economía: “Este clima se fue diluyendo con el correr de los primeros meses del 2016, que redundó negativamente en la tan esperada reactivación del mercado inmobiliario rural”.
Según su análisis, esto lo motivó principalmente los elevados costos del sector que fueron incrementándose significativamente, las altas tasas de colocación de dinero en pesos para los inversores y los serios problemas climáticos en algunas zonas del país.
Respecto a los valores de las operaciones de compra-venta registradas en el mercado inmobiliario rural, dijo que se presentan estables mostrando una amplia brecha entre los precios pretendidos por el lado de la oferta y las expectativas para pagar que tiene la demanda.
Respecto al proyecto de ley recientemente aprobado por el Congreso de la Nación por el cual se crea un régimen de exteriorización de capitales, la CAIR opinó que el blanqueo propuesto podría repercutir positivamente en el sector y generar nuevas expectativas: “Observamos con preocupación que se priorizaría a las colocaciones en acciones o en el mercado financiero en desmedro de otras actividades como el campo y construcción que tendrían una sobretasa o un cargo extra para estas inversiones”.
La CAIR dijo que esperan un trato igualitario para las inversiones productivas y de desarrollo de mediano y largo plazo como es el campo y que la aplicación de esta ley otorgue un mayor impulso, con políticas claras y conducentes, que redunden en nuevas inversiones en tierras rurales.
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