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Las operaciones cruzadas en la trama de acciones de Vicentin

El circuito del dinero que recibía como créditos, pagos de exportaciones o venta de activos es uno de los aspectos que todavía tiene muchas preguntas sin respuesta en el caso Vicentin. La venta de las acciones de Renova SA y las operaciones y transferencias entre las sucursales del holding en Paraguay y Uruguay es uno de los capítulos de la trama más atractivos. Un informe elevado por la Sindicatura del concurso de acreedores al juez Fabian Lorenzini esta semana informa sobre los antecedentes de esta operación pero trata con mucha dificultad de explicar lo sucedido entre noviembre y diciembre de 2019, cuando se vende el 16,67% de las acciones de Renova al grupo Glencore, pero los 122 millones de dólares pagados no termina de quedar en claro como fueron registrados ni qué destino final tuvieron.

La historia de Renova es intensa, principalmente, en cambios de composición accionaria, entre empresas e intra empresa, como se verá. «Fue creada en 2006 por Vicentin y el grupo suizo Glencore con una participación igualitaria del 50% cada uno con el objeto de producir biodiesel en la localidad de San Lorenzo, Santa Fe», recuerda el informe de la Sindicatura al juez.

En 2010, se incorpora Molinos Río de la Plata (Pérez Companc) con una participación del 33%, como parte del proyecto de construcción de una megafábrica de aceites en la localidad de Timbúes (Santa Fe). Es decir, que no le compra acciones a los anteriores socios, sino que amplía el capital con un aporte que deja a los tres en un pie de igualdad.

Pero para el año 2014 se da otro cambio en las participaciones accionarias. Se retira Molinos, y la sociedad queda otra vez repartida en 50 y 50 entre Glencore y Vicentin, pero con una variante. Las acciones de Glencore quedan a nombre de su subsidiaria local, Oleaginosa Moreno. Vicentin, en tanto, hizo entrar en escena a Vicentin Paraguay, que aparece como la adquirente de la mitad del paquete vendido por Molinos Río de la Plata. Así, Vicentin SAIC quedó con el 33,33% de Reonva, y Vicentin Paraguay con el 16,67%.

Juega Uruguay

La decisión de Vicentin fue de orden financiero. «La financiación de la operación se logró a través del Rabobank (de los Píases Bajos) que implicó un armado de la operación con ciertas complejidades, como consecuencia que Vicentin Paraguay no poseía activos tangibles, más allá de las acciones que adquiría de Renova SA», relata en su informe la Sindicatura procesal.

Ya en el año 2014, Vicentin SAIC, si bien calificaba para recibir el crédito externo, presentaba una situación de sobreendeudamiento que no hacía recomendable cargarle sobre sus balances una nueva deuda con el exterior. El portador sano de la deuda resultaría la sucursal Uruguay. La creatividad financiera no tiene límites ni, mucho menos, fronteras.

Se acordó, entonces, que Rabobank le prestara los fondos para la compra de las acciones de Molinos (la mitad, ya que la otra mitad las compró Glencore) a Vicentin Uruguay, y que esta sociedad le prestara a su vez los fondos a su hermana guaraní. Las acciones de Renova, de todas formas, quedaron prendadas en garantía.

El crédito de Rabobank con la Vicentin charrúa se renovó, sucesivamente, en 2015, 2017 y en la última oportunidad, en marzo de 2019. Es decir, que al momento de la convocatoria de acreedores, era una deuda pendiente.

Prendas y más prendas

Pero la historia no se detiene ahí, porque «en mayo de 2017 Renova SA obtiene un préstamo de 410 millones de dólares para concretar el proyecto de ampliación de la planta de molienda en Timbúes, un puerto cerealero y una descarga de barcazas por parte de un consorcio de bancos internacionales», según consigna el informe de la Sindicatura.

«En garantía de esta operación Renova SA gravó con prenda e hipoteca la planta Timbués y sus accionistas constituyeron un “Share Retention Agreement”, un compromiso de retención de acciones, que implicaba que cada grupo se obligaba, mientras no estuviera cancelado el préstamo, a mantener en su patrimonio al menos el 33,33% de las acciones de Renova».

En el caso de Vicentin, el compromiso de retención se constituyó sobre las acciones de Vicentin SAIC, dejando libradas del compromiso a las de Vicentin Paraguay (16,67%), que ya estaban prendadas a favor de Rabobank.

En el año 2019, en medio de graves dificultades financieras y pese a la abundante y generosa asistencia del Banco Nación, «el Directorio de Vicentin analizó la posibilidad de obtener un préstamo con garantía de las acciones de Renova SA en poder de Vicentin Paraguay SA – el 16,67% del paquete accionario – no obstante que estaban prendadas pero en el entendimiento que el valor venal de las mismas superaba ampliamente el monto gravado», informa la Sindicatura en el documento que le acaba de acercar al juez.

La Sindicatura nombrada por el juez Lorenzini relata de este modo la relación que tenía Vicentin con los bancos ya a fines de 2019, recogiendo indudablemente la versión de la propia empresa. «Si bien los bancos internacionales mostraban disposición a refinanciar los vencimientos del año 2020 en la medida que hubiera garantías satisfactorias, esta discusión se había postergado para marzo del corriente año y, paralelamente, las gestiones con el Banco Nación para encuadrar las relaciones técnicas – se negociaba otorgar garantías hipotecarias sobre la planta de Ricardone y la planta de Etanol – se extendían en el tiempo produciendo una condición de inestabilidad

«En ese contexto, se consideró la factibilidad de la venta de las acciones de Renova SA en poder de Vicentín Paraguay SA con un único oferente posible, ya que a partir del acuerdo de accionistas se había convenido un First Refusal (Derecho a primer oferta)», explica la Sindicatura.

Y aquí el relato se enreda en una trama que deja más dudas que certezas sobre cómo se concretó esa venta de acciones de Renova SA, apenas horas antes de que, el 5 de diciembre de 2019, Vicentin SAIC declarara la cesación de pagos por «estrés financiero».

«En los primeros días de noviembre de 2019 se instrumentó la venta de las acciones de Renova SA en poder de Vicentin Paraguay SA a Vicentin Sucursal Uruguay, en su carácter de financiadora de la adquisición de las acciones», en un pase de manos casi de ilusionista. «Se estableció un valor cercano al precio de adquisición y su pago se convino con la aplicación, en primer lugar, a la cancelación del préstamo efectuado por Vicentin SAIC».

¿Se refiere al préstamo del Rabobank, que integra el comité de bancos que reclama un «discovery» en los tribunales de Nueva York acusando a Vicentin de protagonizar «el mayor escándalo financiero» de los últimos 20 años?

Continúa el informe de la empresa que la Sindicatura adopta como propio. «Al momento de la suspensión de pagos a los proveedores ha quedado pendiente un saldo a favor de Vicentin Paraguay SA», justificando así su reclamos por 4079 millones de pesos en la presentación concursal. Otro verdadero pase de magia, para ubicar a la fantasmagórica sucursal «sin activos tangibles» como uno de los mayores acreedores de su propia casa matriz.

Fuente: Raúl Dellatorre