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Investigadores estudian las condiciones óptimas para el crecimiento del Palo Santo

Vanina Chifarelli investiga el comportamiento del bursera graveolens, nombre científico del Palo Santo, para conocer cuáles son las condiciones climáticas que favorecen su desarrollo.

El Palo Santo (Bursera graveolens) es oriundo de Sudamérica y emblemático de Chaco Occidental, en nuestro país. Este árbol es conocido por las bondades de su madera de corteza lisa, gris y no exfoliante. Crece en bosques secos y alcanzan un tamaño de 4 a 10 metros de alto.

Conocido por sus propiedades “curativas”, el palo santo se usa en “rituales de limpieza y purificación” desde tiempos inmemoriales por curanderos y chamanes andinos y amazónicos. Según cuenta la historia, cuando los españoles llegaron en el siglo XV al nuevo continente lo denominaron “Santo”, “Palo Santo”, “la madera sagrada”.

Vanina Chifarelli, investigadora de la Facultad de Ciencias Forestales (FCF), en su trabajo de tesis doctoral “Influencia de elementos bioclimáticos en el crecimiento de Palo Santo (Bulnesia Sarmientoi Lorentz ex Griseb) en el Noreste Argentino”, analiza el área de distribución natural de esta especie arbórea y su zonificación en función de parámetros bioclimáticos.

Este trabajo de investigación forma parte de los proyectos: “Ecoanatomía y biodiversidad en bosques del Chaco semiárido”, y de “Evaluación de la calidad de la madera para usos sólidos en especies con aptitud maderera de la región chaqueña seca”.

“El Palo Santo es una especie vulnerable -indica- y por ese motivo deben tomarse medidas que extremen su protección para determinar el grado de extracción sostenible; para ello es necesario conocer la velocidad del crecimiento y la influencia de las variables climáticas”, explicó Chifarelli.

Este análisis se realiza en base a estudios anteriores “que corresponden a investigaciones realizadas en el 2003 por las doctoras Giménez y Moglia”, en los que se determinó que la especie crece en lugares aislados, y puede formar rodales pequeños en suelos con buen drenaje. Se observó que se encuentra acompañada de otras especies, que caracterizan la fitofisionomía regional tales como Aspidosperma quebracho blanco, (quebracho blanco), Schinopsis balansae (quebracho colorado chaqueño) y Tabebuia nodosa (palo cruz), entre otros, ocupando el estrato dominante y formando, muchas veces, los llamados “palosantales”.

En cuanto a la técnica utilizada, la investigadora indicó: “Se las georreferenció al sistema Gauss-Kruger. Posteriormente, se realizaron estudios de sus anillos de crecimiento y se los comparó con las precipitaciones, las temperaturas y evapotranspiración potencial de cada año de vida de la planta para determinar su influencia en el crecimiento”, datos climáticos brindados por el Servicio Meteorológico Nacional.

Con estos datos se puede determinar el Balance Hídrico Climático (BHC), empleando la metodología propuesta por Thornwhaite, a fin de analizar geográficamente los resultados y relacionarlos con las variables de los mapas climáticos del INTA y el mapa de distribución elaborado por Morello y Adámoli en 1968.

“También se realizaron estudios NIR para el análisis de componentes principales; con esta técnica se determinan caracteres morfológicos, químicos, físicos y mecánicos de los materiales lignocelulósicos, la cual es una técnica de análisis no destructivo, usada en la industria y en la producción”, sostuvo.

Finalmente, Chifarelli aseguró que “esta investigación, que busca relacionar la distribución en función de algunos elementos bioclimáticos, contribuirá a una mayor comprensión sobre el comportamiento de la especie según su localización”.

Foto: Argentina Investiga