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Fuertes respuestas ante acusaciones falaces contra la agricultura en San Luis

Espantados por el contenido de acusaciones sin lógica ni fundamentos, técnicos, empresarios y productores salieron al cruce de un grupo de pequeños productores del norte de San Luis, que, bajo la tutela de la ONG Cielos Limpios, culparon a los grandes productores agrícolas por la sequía, ya que aseguran que utilizan aviones para alterar tormentas, un mito instalado hace más de 20 años en la región.

Este grupo accedió fácilmente a una audiencia con el ministro de Desarrollo Productivo, Federico Trombotto, y el secretario de Ambiente, Federico Cacace, quienes se comprometieron a iniciar una investigación para determinar si existen los «aviones rompetormentas», según difundió la Agencia de Noticias San Luis.

Lo curioso es que ese medio oficial reprodujo una temeraria frase de los pequeños productores justificando sus sospecha de la existencia de estos vuelos, que provocó escozor en el ambiente agropecuario: «Dependiendo la zona, hemos detectado que para la producción de trigo resistente al estrés hídrico, alfalfa, papa, granada, arándanos, algodón, aceitunas, entre otros, se invierte en control de las precipitaciones como parte de las necesidades de estos cultivos, lo que ha generado una gran sequía, perjudicado las economías y ecosistemas regionales, expulsando de sus tierras a pequeños productores agropecuarios y campesinos chacareros, por eso es elemental generar esta vía de comunicación para pensar acciones y soluciones».

Para Federico Lisa, gerente de producción de Puramel SA, uno de los mayores jugadores agrícolas y lecheros de la provincia, con varios miles de hectáreas en el norte puntano, el tema reviste «una tremenda ignorancia llevada al máximo, pero lo único que puede liberar a los productores de semejante acusación es una investigación seria».

El profesional afirmó que no existe en San Luis esa tecnología para disipar tormentas, como lo tiene Mendoza para sus tres oasis productivos.

«Regar los cultivos tiene un costo elevadísimo; es imposible que un productor no quiera que llueva», dijo y recodó que la semana pasada la empresa sufrió el embate de una fuerte tormenta, generando pérdidas por granizo en mil hectáreas, le tumbó ocho equipos de riego por pivote y volteó 40 postes del tendido interno del establecimiento. «A los daños que nos dejó la tormenta los solventa la empresa con recursos propios y en medio del difícil panorama económico que afronta el país».

En igual sentido se pronunció Walter Viegener, propietario de una desmotadora de algodón instalada en Quines: «O yo estoy muy desinformado o están viendo fantasmas de la propia sombra. Es un contrasentido. El que riega, lo hace porque no llueve lo suficiente y le cuesta una fortuna con el costo eléctrico actual. Por otro lado, si alguien lo estuviera haciendo, ¿ara que? ¿Para que llueva menos y haya menos agua en la cuenca? Lo que llevaría a la imposibilidad de producir en un futuro.
La denuncia debe ser bien investigada, para que sepa la verdad y también se vea si es verdad, o si es errónea o si existen otras intenciones».

Para Hugo Díaz Flores, productor y presidente de la Sociedad Rural del Norte, con sede en Quines, fue también categórico: «Yo descreo totalmente de eso porque si nosotros pudiésemos dominar la naturaleza, lógicamente que no pasarían tantos desastres en el mundo. Así que esta es la realidad mía, pero para no crear realmente grietas en las opiniones, espero que se haga un estudio profundo y se dé por terminada esta situación».

El dirigente pidió que se agoten todos los recursos de investigación a través de las universidades, el INTA, la Fuerzas Aérea y todos los organismos que «pueden llegar a aportar un concepto real de esta situación que ya se ha hecho un lema popular en la zona, porque si no estaríamos creando una grieta entre productores chicos y grandes, y la verdad que para nada queremos llegar a eso, sino que directamente se investigue, se profundice sobre este tema y que se dé una respuesta definitiva».