La convocatoria fue para homenajear y conmemorar el Día Internacional de la Mujer Rural. El título de la crónica bien puede referir a “Experiencias y relatos de vida en primera persona”. La heterogeneidad de las situaciones de vida y las emociones que cruzaron cada narración dieron el marco apropiado al encuentro.
Convocadas por el INTA y la Secretaría de Agricultura Familiar, confluyeron en la Estación Experimental de Villa Mercedes mujeres rurales de diferentes lugares de nuestra provincia para participar de una jornada que tuvo dos actividades centrales: el debate sobre la situación de la mujer en el desempeño de sus tareas en el ámbito rural y la pintura de un gran mural sobre la pared de una sala del INTA.
“La mujer cumple un rol central en el país y en el mundo, la conmemoración de esta festividad se comienza a desarrollar a partir de un decreto del año 2008 de las Naciones Unidas en donde se intenta visibilizar a las mujeres que cumplen un rol clave en la mejora de la calidad alimentaria no sólo produciendo, sino dándole valor agregado a lo que produce. En la agenda mundial la apuesta es poder minimizar la pobreza desde su contribución con la calidad y soberanía alimentaria, es por eso que en un plano local nosotros queremos homenajear a las mujeres rurales de nuestra provincia”, explicó la Coordinadora de Extensión Rural de INTA San Luis, Lic. Romina Iacovino.
Por su parte, Pamela Mackey, técnica de la Secretaría de Agricultura Familiar planteó que poder celebrar el día de la mujer rural, una festividad tan cercana al día de la soberanía alimentaria permitió reunir a diversas experiencias, en ese sentido una de las consignas fue traer a la mesa la experiencia personal en donde las mujeres pudieron verse reflejadas unas con otras en el día a día”.
Vanina Villanueva, de la zona de Fortuna y Cristina “Tatá” Evangelista, cuya escuela está en Río Quinto, dejaron el testimonio como maestras rurales desde dos perspectivas diferentes: La primera de ellas tiene como alumnos a hijos de productores. La segunda, a hijos de empleados rurales de las estancias de la zona.
Entre ambas compartieron similitudes y diferencias sobre la profesión ejercida en las escuelas de campo. Vanina resaltó las características de los niños que viven alejados de los centros urbanos y comentó su propia experiencia como mujer dentro de una familia rural. Mientras que Tatá Evangelista, con su particular y gráfico modo de contar, compartió anécdotas que pintaron la dura realidad de los hijos de empleados de campo que concurren a su escuela.
Luisa Camargo, productora de frutilla de El suyuque, comentó su experiencia en la evolución de la producción en su predio. Cómo de haber empezado con unas pocas especies, hoy cuenta con una producción que le permite vivir a la familia.
El sacrificio de desarrollar su tarea mientras criaba a sus seis hijos, las vicisitudes de conservar la tierra ante el ataque externo y la variedad de su producción, fueron algunos puntos que con fluidez comentó Silvia Villegas, integrante de la Asociación Campesinos del Valle.
Elizabeth Estrada, productora de cerdos de la zona de Villa Mercedes, recordó los comienzos de su producción cuando su esposo dejó el trabajo como bancario y se dedicaron a criar cerdos. Para lo cual tuvieron que vender los pocos que tenían y reemplazarlos por otros de mejor raza y calidad. Todo ello apoyado por sucesivas capacitaciones para el aprendizaje.
La organización para la crianza y la comercialización de cabritos y el auxilio entre varios campesinos de la zona del Conlara, fue desarrollada por la productora Mónica Ponce, integrante de la Mesa Caprina de Santa Rosa.
La técnica de INTA Silvana Benítez se corrió de su rol profesional para relatar cómo fue su infancia y adolescencia en el campo, en la zona de Las Albahacas y El Chacay, lugar cercano a Río Cuarto en la provincia de Córdoba. Se refirió a las actividades que cumplían las mujeres en el predio e hizo una interpretación de cómo se fue modificando el protagonismo a lo largo de estos 30 años. Recordó cuando comenzaron los encuentros nacionales de mujeres, allá por 1986.
Las productoras de la zona de Unión hacia el sur, Mirta Azaldegui e Isabel Ladaburu, comentaron sus experiencias de vida como mujeres rurales: las tareas, la toma de decisiones en familias donde prevalece el criterio masculino, la compra de animales en ferias… sumado a que una de ellas, Isabel, tuvo que enfrentar una grave enfermedad de la que posteriormente se curó.
Si bien el escenario fue el de un panel de exposiciones, la variedad de temáticas tratadas y las situaciones curiosas despertaron tal interés entre los participantes, que se originó un diálogo atractivo y des acartonado que se extendió durante un tiempo considerable.
Otro de los escenarios fue el de la pintura de un mural alusivo a la fecha, acción que estuvo a cargo del artista plástico Mario Lange. Una vez finalizado el panel, las participantes se mudaron hacia este lugar, donde aportaron palabras que sintetizaron la actividad de la mujer rural y fueron escritas en el mural.
Después del almuerzo, Pamela Mackey, técnica de la Secretaría de Agricultura Familiar, hilvanó un resumen sobre los diferentes temas tratados durante el diálogo, con especial énfasis en las fortalezas y en las debilidades que tiene el trabajo de la mujer rural, como así también en su inserción, participación y conquista de espacios.
Las nueve vivencias dejaron como resultado el compromiso de continuar un espacio de trabajo en diferentes puntos de la provincia a fin de desarrollar un vínculo e intercambio continuo.
La presentación y coordinación de la jornada estuvo a cargo de la Coordinadora de Extensión Rural de INTA San Luis Romina Iacovino. La coordinación del panel la desarrolló Sergio Garis, referente de Comunicación de la Secretaría de Agricultura Familiar.
Estuvieron presentes autoridades y técnicos de INTA y de la Secretaría de Agricultura familiar, que se presentaron y hablaron al comenzar la jornada.
Foto: Prensa Delegación San Luis de la Secretaría de Agricultura Familiar
