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Después de 80 años, descubrieron un nuevo pozo de agua termal en San Jerónimo

La perforación se realizó a metros de las piletas principales del camping municipal de la localidad.

La intendenta local, Lorena Cardinali, destacó que esta nueva perforación permitirá generar nuevos emprendimientos. “La última perforación fue en 1936. Para nosotros que se haya realizado esta nueva perforación es muy importante, porque es el puntapié inicial para todos los proyectos que se hagan en nuestra localidad”, indicó.

Aún se esperan los resultados que expliquen la composición mineral del líquido, pero, según confirmaron las autoridades, se trata de una gran napa de aguas termales, que no tendría la necesidad de contar con una bomba extractora de agua.

Con el nuevo pozo termal, ya se empiezan a diagramar proyectos para la localidad. Uno de esos, es la creación de un centro hidrotermal. “Sería clave para la provincia, ya que generaría una explosión turística y laboral”, concluyó Cardinali.

El fenómeno termal de Balde y San Jerónimo

Las viejas y casi inalterables perforaciones de aguas termales en las localidades de Balde y San Jerónimo, cerca de la capital puntana, estaban bajo la mira del gobierno provincial con informes técnicos para avanzar con su plan de crecimiento con inversiones oficiales y privadas para jerarquizar este tipo específico de turismo en franco crecimiento.

Victoria García Heredia, geóloga de San Luis Agua, y Gabriel Garbero, subgerente de Aguas Subterráneas de la sociedad estatal, explicaron recientemente a El Semiárido que toda la Cuenca del Bebedero, de donde provienen estas aguas terapéuticas, está bajo sus lupas expertas. Pero también tienen el estudio hidrológico orientado a la explotación del recurso, que está realizando el Instituto Nacional del Agua (INA) a través del Centro Regional de Aguas Subterráneas (CRAS), con sede en San Juan.

Ambos equipos técnicos trabajaron para saber concretamente cómo está funcionando el sistema de la Cuenca del Bebedero, su recarga, calidad del agua y con ello definir qué tipo de obras para explotar mejor el turismo termal se pueden realizar.

Garbero recordó que dentro del rango temperaturas de aguas termales, San Jerónimo y Balde son las más bajas y la diferencia entre ambas confirma que lo que da temperatura es la profundidad: en la primera el agua sale a 36 grados centígrados y está a 400 metros, en la segunda surge a 43 gados y viene desde los 600 Metros.

Los profesionales definieron al agua termal como un fluido geotérmico, constituido por soluciones que presentan diferentes concentraciones de sales y gases: “Su temperatura en el punto de alumbramiento natural o artificial puede variar desde los 8 grados por encima de la temperatura media anual del lugar, hasta el estado gaseoso”.

García Heredia describió que este fenómeno ocurre en la Cuenca del Bebedero, que está situada al Sudoeste de la Sierra de San Luis y sus límites lo integran las Sierras de San Luis y de Los Padres al Este, el alto estructural de San Pedro al Norte dividiéndola de la Cuenca de Vilance, el extremo sur de la Sierras Occidentales al Oeste y el Cerro Varela al Sur. Geomorfológicamente, corresponde a la entidad regional definida  paisajísticamente como un área deprimida.

Abarca un área aproximada de 6.511 kilómetros cuadrados, y su comportamiento es muy articular, según detalló Garbero: “Es una cuenca centrípeta, la única con esta característica en la provincia, con su nivel de base en las Salinas del Bebedero. Recibe recarga desde todas las direcciones, aunque las más caudalosas llegan del este, ya que hacia el río  Desaguadero y el norte de la cueca llueve mucho menos”.

El dique Nogolí afecta l recarga de la cuenca, pero en muy bajo porcentaje, aclaró el profesional, para quien sin embargo usar el agua termal para consumo humano hoy es un lujo que se sigue dando la población de Balde, donde no existen los calefones. El agua llega caliente a cada domicilio durante todo el año.

En la ley provincial de cuencas sancionada en 2014 se apoya en el artículo 88º de la Constitución de San Luis, que declara de interés público general el patrimonio acuífero de la Provincia  e impone como deber para el Estado procurar el aprovechamiento integral y el uso racional del agua, “respetando las prioridades que derivan de las necesidades de la población y su desarrollo agro-industrial y minero, establecer que todo lo referido al uso de las aguas públicas subterráneas estará a cargo del Estado Provincial en la forma que determine la ley”.

La flamante ley define que las cuencas de aguas subterráneas, a través de sus acuíferos, constituyen  reservas cuyos límites pueden ser difusos y frecuentemente inferidos a partir de las características tectónicas y litológicas observables superficialmente u obtenidas a través de estudios directos e indirectos: “Los límites en general, están determinados por divisorias de aguas subterráneas, afloramientos del basamento o por la presencia del basamento a poca profundidad,  por lo que son redefinibles y actualizables”.

Foto: Prensa Ministerio de Turismo.