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Déficit energético: el agujero negro de la economía

Por Jorge Follari*, especial para El Semiárido

La política económica de los años 90 enfatizo el uso de las energías convencionales, básicamente fomento el uso del petróleo y del gas, al estilo de los años 60. Se les  permitió a las empresas petroleras exportar y remitir sus ganancias  a sus casas matrices. Resultado, se produjo por encima de la demanda interna y quedo un saldo exportable importante, cuya exportación, luego de deducir las compras de combustible y electricidad, daban un saldo en 2007 de U$S6.000 por año.

¿Era conveniente para nuestro país, con recursos de gas y petróleo limitados y consumo per cápita mediano, esta política de exportación? Creemos que fue errónea ya que la demanda crece y los recursos disponibles son limitados.

La pérdida de autoabastecimiento que se produjo entre 2007 y 2008 con la posterior compra de energía  en crecimiento sostenido, se debe a una política de los gobiernos  argentinos y no a causas externas. Es debido al acuerdo de Duhade con las petroleras durante su gestión y que fue mantenido en toda la gestión kirchnerista posterior.

El acuerdo consistió en pagarles a las petroleras un precio bastante inferior  al del mercado. Esto provoco la contraparte de las empresas en no invertir en Argentina, con la vista gorda de los funcionarios estatales responsables de su control.

Consecuencia: la producción, que ya comenzó a caer en 1998 por una política anterior de exportación  que no fue conveniente para el país, y que estaba agotada al final de los 90, siguió cayendo hasta 2015 a razón de 3-4 por ciento anual, y con ese acuerdo entre las petroleras y el gobierno de Duhalde, continuo esa tendencia declinante en la producción. Esta política se revirtió en los dos últimos años  por la baja del petróleo (desde U$S110 a U$S30 el barril) por debajo de lo que le pagaban a las empresas.

Por otro lado la demanda de energía venía creciendo  y en 2008 ya hubo déficit de energía, se perdió el autoabastecimiento y se fue acentuando la tendencia  hasta llegar a los 12.000-14.000 millones de dólares anuales de compras de energía en los años 2012-2013. Es decir, las compras por año de energía que entran al país y se queman literalmente, demandan más recursos que el pago a los fondos buitres en 2016.

Con un agravante importantísimo: Según Gallucio se requieren entre cinco y diez años  para que, con políticas activas y el liderazgo de YPF, se pueda volver al autoabastecimiento. ES DECIR QUE EL ROJO A LAS FINANZAS DEL PAÍS SUPERA CLARAMENTE  LOS 100.000 MILLONES DE DOLARES. ESTO ES EL MAYOR PERJUICIO A LA ECONOMÍA EN LA HISTORIA DEL PAÍS.

Y es muy grave que los políticos de distintos colores, no lo haga. No formó parte de las campañas electorales a presidente, ni de las explicaciones a la población de por qué se han aumentado recientemente las tarifas de  luz y gas natural.

Respecto al gas natural, esta política fue en igual dirección. Se pagó en todo el periodo el MTBU en boca de pozo en Argentina entre 1,60 y 2,60 dólares, cuando se importaba entre 14 y 19 U$S mediante los barcos correspondientes. La consecuencia es que el mayor déficit energético actual, del orden del 30 por ciento de consumo, es en el rubro gas natural.

Paralelamente “se regaló” la energía que usaban los consumidores, mediante una tarifa que se quedó en el tiempo (de la época del 1 a 1) sumada a subsidios específicos  de Nación o Provincia. Por ejemplo, la tarifa de la luz en Bs. As. Y Gran Bs. As.  Era de $0,89 el kwh hasta tres meses, cuando el valor de mercado en Uruguay  o Chile es de unos U$S0,15 el kwh, es decir $2,25. Quiere decir que los usuarios pagaron menos del 5 por ciento del valor del kwh.

Con los precios del gas natural sucedió lo mismo.  El precio es en todo el mundo similar a un litro de nafta y aquí costaba $040, es decir el 3 por ciento de su valor.

Esto es una clásica política regresiva, es decir, se pagan la electricidad y el gas natural desde las rentas generales del país, que aportamos todos, el consumo que en mucha mayor medida  lo hacen los más pudientes de la sociedad.

Una política absolutamente indefendible, que hizo además que las energías renovables no tengan desarrollo en nuestro país, comparado con el resto de Sudamérica, ante la imposibilidad de las renovables de competir  con esos valores de la tarifa de la energía.

Un dato, mientras en Argentina fabricamos entre 1000 y 2000 calefones solares anuales, Brasil produce entre 400.000 y 500.000 equipos por año. Estábamos hace 40 años como los pioneros en Iberoamérica en renovables y hoy estamos entre los últimos. Esto sin mencionar lo perjudicial de la política energética respecto al impacto ambiental.

Desde otro punto de vista, subsidiar las energías no renovables y contaminantes, responde a una visión del tema energético de los años 60 que casi todos los países en desarrollo superaron ya hace entre 10 y 20 años.

Lo que se hace desde hace 40 años en Europa y 20 años en la mayoría de los países, es extraerle recursos financieros a las industrias del petróleo y gas, ya largamente consolidadas, para fomentar con ellos el desarrollo y uso de las energías renovables.

Hoy son más económicas la generación eólica y fotovoltaica que las convencionales, como lo ha demostrado Chile y Perú en sus últimas licitaciones internacionales de oferta de generación eléctrica.

Estimo que nuestra ciudadanía merece conocer este grave problema económico de nuestra Argentina y las posibles soluciones tanto en generación de energía eléctrica (17 por ciento de la energía primaria), como en generación de energía térmica, que solo  para calefacción y agua caliente sanitaria demanda aproximadamente el 25 por ciento de la energía primaria del país y puede obtenerse con energía solar.

*Socio fundador de la fábrica de calefones solares Innovar, investigador y profesor asociado de la tecnicatura en Energías Renovables de la Universidad de San Luis.

Foto: El Semiárido