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Crónica de una campaña de maíz y soja que falló en San Luis

Como dijimos en sucesivas notas en El Semiárido, la sequía en algunos sectores de la provincia de San Luis es el motivo de mayor preocupación entre los productores agropecuarios. En esta entrega el ingeniero agrónomo Roberto Luna, de la ciudad de Villa Mercedes, ilustra a modo de crónica lo sucedido con los cultivos de soja y maíz en esta temporada estival. Aquí su reflexión:

La semana pasada el diario Infocampo, daba a conocer que a nivel nacional hay una verdadera preocupación por la falta de agua ya que sin lluvias en el horizonte cercano caen las posibilidades  de alcanzar los 20 Mt estimados para la zona núcleo.

San Luis no escapa a esta situación con una gravedad aún mayor, lo que se puso de manifiesto en la asamblea de  productores realizada el viernes 28 de febrero  en donde además  de rechazar el posible aumento a la retenciones por parte del gobierno nacional (que ya es realidad, con un incremento de 3 puntos a las exportaciones de soja, las que pasan del 30% al 33%), se solicitó al gobierno provincial la declaración de emergencia agropecuaria como consecuencia de los daños irreversibles que provocó la sequía en la actual campaña.

Consultados algunos productores agrícolas de la zona de Villa Mercedes, consideran que la zona Villa Mercedes, Juan Jorba – Las Isletas, presenta una situación extremadamente crítica, por cuanto la gravedad no pasa por la merma de rendimiento, sino por la pérdida del total del cultivo en muchos casos.

La campaña agrícola comenzó mal, con lluvias más tardías de las esperadas, por lo que en primer lugar no fue posible realizar cultivos de primera, obligando a la concentración de cultivos de segunda, conllevando a otro gran problema, en especial para aquellos que realizan siembra con maquinarias contratadas, que fue la demanda concentrada de los servicios de sembradoras, pulverizadoras, etc., posponiendo o dilatando la siembra, la que se extendió en muchas casos a la primera y segunda quincena de diciembre. En otras situaciones se tomó la decisión de sembrar sin el perfil adecuado de humedad en el suelo, a fin de evitar un retraso aún mayor en la siembra.

La campaña comenzó mal y las lluvias que se hicieron rogar no continuaron con regularidad. Se presentaron en forma errática, esporádicas y de bajo milimetraje, por lo que el perfil del suelo nuca se completó, y  los cultivos siempre dispusieron de menor cantidad de agua de lo que requerían. La falta de agua combinada con días soleados, altas temperatura y viento, trajo aparejado que los cultivos estuviesen en estrés permanente, resintiéndose su productividad seriamente, en especial aquellas sojas  realizadas en lotes  sin cobertura o con algo de malezas, que fueran los primeros que se perdieran, y como el año ya estaba avanzado, se resembraron con maíz.

Los cultivos de soja están muy manchoneados, con hojas amarillas en toda la extensión de la planta, se observa pérdidas de grandes volúmenes, con un estrés muy marcado y prácticamente irreversible.  Por la sequía se han creado condiciones óptimas para la invasión de arañuelas (se entra en un dilema se justifica o no aplicar con los rindes esperados); y se ha interrumpido la floración, por lo que se observa un bajo número de chauchas por planta, con reducido números de granos por chauchas y bajo peso del grano, lo que en su conjunto atenta directamente la obtención de rindes satisfactorios.

Los cultivos de maíz al igual que la soja han transitado su ciclo vegetativo con falta de agua, encontrando aquellos más tardíos muy atrasados en su desarrollo y en su ciclo, y sin ninguna posibilidad de que formen grano o lleguen a madurez, los días están muy cortos y el riesgo de helada latente;  y los realizados más temprano afectados en su rendimiento final, por la falta de agua en el estadio de floración y el inicio del llenado de grano, que son los momentos más vulnerables a la falta de agua. Estos, si bien podrán llegar a cosecha, su rendimiento será notablemente menor, ya que las espigas logradas son más chicas, con menor  número de hileras y menor número de granos en las hileras, a lo que se le suma el menor tamaño y menor peso de 1000 semillas.

Muchos productores en la actualidad, han tomado la decisión de pastorear los cultivos y/o henificar; es así como cerca del Dique Vulpiani se dio a conocer que no tan sólo del maíz, sino que de la soja también se están haciendo rollos.

La situación es crítica no tan sólo para los que hacen agricultura, sino que la sequía alcanza también a la ganadería, que en aquellos campos mixtos, la reserva de grano no se podrá hacer; o en campos de pastizales no se han podido realizar reservas forrajeras. Un productor recorrió los pastizales que son de verano, nunca estiraron. Hoy, recorrer el campo, es igual que recorrerlo en invierno: todo seco y pelado.

Texto y fotos: Ingeniero Agrónomo Roberto Luna