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COVID-19 corre el velo sobre el efecto invernadero de la ganadería

Imágenes satelitales de diferentes países (antes y después de la cuarentena) ponen en evidencia que la cantidad de gases de efecto invernadero que genera la ganadería es reducida.

El sector ganadero se convirtió en un centro de ataque. La ONU publicó: “Comer menos carne ayuda a ahorrar agua y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que causan el calentamiento global”.

Ahora, la crisis por el COVID-19, el virus se presenta como una oportunidad para derribar alguno de los mitos que giran en torno a la ganadería como causante el comportamiento global.

Imágenes antes y después

En este contexto, una imagen vale más que mil palabras. La Agencia Espacial Europea (ESA), compartió imágenes satelitales de China, Italia y Francia, antes y después de la cuarentena obligatoria debido al coronavirus. Las mismas llaman la atención dado que se ve claramente como se ha paralizado la economía y su impacto en el medio ambiente.

Desde la ESA informaron que, en China a fines de enero, se cerraron las fábricas y se despejaron las calles ya que las autoridades chinas habían cesado sus actividades diarias para detener la propagación de la enfermedad. Esto condujo a una reducción dramática en las concentraciones de dióxido de nitrógeno, aquellas liberadas por plantas de energía, instalaciones industriales y vehículos, en todas las principales ciudades chinas entre fines de enero y febrero.

Cómo bajan las emisiones de dióxido de nitrógeno en Italia:

Arriba: Gases efecto invernadero en Italia antes del COVID-19. Abajo: Cuando se detuvo la actividad

En diálogo con Agrofy News, Ernesto Viglizzo, investigador del Conicet y del INTA, señaló: “Esas imágenes muestran claramente que el coronavirus paralizó las actividades económicas, sobre todo aquellas asociadas con la quema de combustibles fósiles y, por lo tanto, esas emisiones bajaron radicalmente”, resaltó.

La diferencia ente las imágenes en registradas en diferentes períodos ha generado revuelo en las redes sociales, y en los medios de comunicación.

Al respecto, Darío Colombatto, docente en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (Fauba), y especialista en nutrición animal, comentó: “Hablar de las vaquitas como inocentes en esta historia del calentamiento global es para tomar conciencia que la cantidad de GEI que puede implicar a la ganadería es reducida con respecto al resto de los emisores o fuentes de GEI”.

No obstante, resaltó: «En la ganadería hace años que trabajamos para reducir las pérdidas de GEI”.

En sintonía, Viglizzo aclaró: “Las actividades agropecuarias, fundamentalmente las ganaderas si fueran relevantes como dicen algunos, sus emisiones tendrían que haber persistido, ser detectadas en el mapa, y eso no ha ocurrido”. De acuerdo a su análisis, si las emisiones del ganado fueran importantes tendrían que haberse detectado como una pequeña mancha.

A partir de esto, el experto infiere y refuerza concepciones que ya sostenían: “El peso que tiene la ganadería y la agricultura en las emisiones globales tienen muy poca importancia en relación a lo que pesan los combustibles fósiles”, subrayó.

Arriba: Gases efecto invernadero en Francia, pre COVID. Abajo: Cuando se detuvo la actividad.

GEI del agro

Haciendo un paralelismo con el fútbol, Viglizzo, quien actualmente trabaja como consultor privado e integra el Grupo de Países Productores del Sur (GPS), aseguró: “Nosotros no jugamos ni siquiera en segunda división, tenemos una emisión de GEI del sector agropecuario de aproximadamente entre un 0,3% y 0,4% de las emisiones globales. Es una cifra insignificante que ni siquiera llega a la mitad del 1%».

Al ser consultado sobre la participación de la ganadería en dicha cifra, indicó que tiene la mayor contribución, entre un 0,2% y 0,3%; mientras que la agricultura tiene un potencial de emisión muy bajo. No obstante, advirtió: “Si nosotros deforestamos para hacer agricultura o ganadería, el carbono que se emite es muy importante y puede cambiar los números”.

De acuerdo a Colombatto, las GEI emitidas por el sector agropecuario representa aproximadamente el 50% de las GEI argentinas, de las cuales, el 20 % corresponden a la ganadería.

Emisiones vs. Balance

“El sector agropecuario -como un todo- captura parte de ese dióxido de carbono y lo fija en el suelo. Lo más importante es hablar de balance entre emisiones y captura, probablemente, el balance en el caso de Argentina sea positivo”, aseguró Colombatto.

En sintonía, Viglizzo subrayó: “Existe un potencial importante de secuestro de carbono y en un país como la Argentina que tiene el 80% de su territorio cubierto por tierras de pastoreo, ese potencial puede tener un gran significado cuando lo empezamos a incorporar a los números de emisiones del país”.

Por último, el integrante de GPS señaló que un aspecto importante que podría mitigar Argentina, son las emisiones por deforestación. Al respecto, apuntó: “Quien hace muy bien los deberes es Uruguay porque tiene más forestación que deforestación, con lo cual genera en ese rubro un balance positivo”.

Fuente: Agrofy