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Afinan método para estimar rindes del algodón en San Luis, que este año rozó los 5 mil kilos

A pesar de un abril y mayo lluvioso, San Luis tendrá excelente calidad de semilla y buenos rendimientos, cercanos a los 5.000 kilos por hectárea de fibra bruta, según las primeras aproximaciones, mientras que sigue creciendo la superficie cultivada en el norte de la provincia, que hoy supera las 6.000 hectáreas, estimulado por la llegada de una segunda desmotadora al corredor productivo Quines-Candelaria.

Este valioso dato pudo conocerse la semana pasada cuando El Semiárido presenció un trabajo desarrollado entre el INTA Quines y un asesor técnico de la semillera Gentus, para crear una metodología de estimación de rendimiento.

“Buscamos atar ese dato con lo que pasa en el clima y tener una metodología propia, ajustada con los técnicos de Sáenz Peña, Chaco, para después empezar a sociabilizarlo y buscar de hacer un ajuste a nivel regional, uno de los objetivos a trabajar”, explicó a este medio Héctor Andrada, técnico del INTA Quines, cuando medía un lote en plena cosecha junto a Jorge Soto Lutz, asesor de asesor de cultivos de algodón que da servicio y asistencia técnica al semillero Gensus.

Gensus SA nace en octubre del 2016, cuando se unen dos grupos de agronegocios de la Argentina (Cazenave y Asociados SA y Estrateco SRL) para adquirir los activos, marcas y licencias de lo que hasta entonces era CDM Mandiyú, y es el único semillero comercial en el país que produce y comercializa semilla legal de algodón, con los máximos requisitos de calidad y pureza.

“En los campos donde se está haciendo semilla hacemos el seguimiento de los cultivos desde la siembra hasta cosecha y desmote. Este trabajo consiste principalmente en el control de la trazabilidad del material que se siembra, siguiendo todos los pasos del cuidado del cultivo, como el control de herbicidas, insecticidas y defoliadores en el momento oportuno”, detalló Soto Lutz.

El control de la cosecha es básicamente el monitoreo del algodón cosechado, tomando muestras que luego son enviadas a Chaco para hacerles análisis de calidad.

El clima es el mayor aliando y socio en la producción de algodón. Cuando los favorece les va muy bien, con una excelente calidad de semilla y buenos rendimientos, agregó el asesor técnico, aunque aclaró que en años como éste, donde las temperaturas no acompañaron para el desarrollo óptimo del cultivo, hay que manejarlo bien con los reguladores y la defoliación.

En cuanto al rendimiento promedio en el norte de San Luis, estaría un poco por debajo de la media anual del año pasado tal vez por las malas condiciones al momento de la cosecha por un abril y mayo lluvioso.

Sin embargo, esos eventos climáticos no incidieron en la calidad de la fibra ni de la semilla porque ambas ya estaban maduras y desarrolladas, destacó.

En medio de un imponente lote a la salida de Quines y en dirección a Candelaria, con fardos acumulados y listos para llevarlos a la desmotadora, Andrada adelantó que “como INTA estamos preparándonos para la nueva presentación de ideas y proyectos para los próximos años y vemos que hay que darle seguimiento y fortalecer todas las tareas para impedir la entrada del picudo a la zona”.

Pero también advirtió que, conversando con referentes técnicos zonales y productores, también “vemos que están apareciendo problemas nuevos”, como la creciente presencia de amaranthus (yuyo colorado) resistente a herbicida en cultivos de algodón, sobre lo cual ya hay contactos con el especialista del INTA San Luis en este problema Jorge Garay para ver de instalar algunas estaciones de muestreo.

“Ahora, junto con Soto Lutz, empezamos a y crear una metodología de estimación de rendimiento; buscamos atar ese dato con lo que pasa en el clima y tener una metodología propia, ajustada con los técnicos de Sáenz Peña, Chaco, para después empezar a sociabilizarlo y buscar de hacer un ajuste a nivel regional, uno de los objetivos a trabajar”, explicó Andrada.

Andrada destacó que el método para medir rendimientos encarado junto a Jorge es expeditivo; “trata en pocos pasos de que nos llevemos una idea del rendimiento potencial del lote, de las pérdidas que puede llegara tener en la cosecha para hacer algunos ajustes, pero relacionado con lo que está pasado en el ambiente.

Estimaron en esta ocasión una pérdida del 16% en este muestreo, que concuerda con las condiciones ambientales que se dieron durante la campaña.

En cuanto al “rendimiento potencial cosechable” que podría tener este lote, la muestra habla de 4.900 kilos por hectárea.

Jorge ilustró con otro dato: la diferencia con el año pasado es que apenas estaba en 3 a 4% la pérdida de cosecha con los mismos rendimientos y este año, con las lluvias y condiciones del clima, hay capullos que no se abrieron y a la máquina le cuesta cosechar y es lo que “tenemos que ajustar, tanto de la pérdida que hay de cosecha y como el ajuste en la cosechadora para levantar ese 16%”.

Los rendimientos para esta variedad están en 35% de fibra y el 50% en semilla.

Nueva desmotadora estimula a nuevos productores

La superficie cultivada en la actual campaña está por encima de las 6 mil hectáreas. En 2011, último relevamiento del INTA, dio 2.200 hectáreas.

Para Soto Lutz, el impulso a la zona se dio con la instalación de la nueva desmotadora, que le dio un incentivo al productor independiente de progresar al poder procesar en la zona en tiempo y forma su algodón.

Desde que se instaló esta nueva desmotadora en 2016, la superficie con algodón en el norte de San Luis sumó 1.500 hectáreas más.

El profesional también destacó que el norte de San Luis tiene una zona bastante amplia en la que se puede producir algodón. Entre los campos que asesora suman 2.000 hectáreas, distribuidas entre Quines, Candelaria, El Cadillo, Las Palomas, Las Lomitas y Aguada de las Ánimas.

Este año también se incorporó otro productor nuevo, con campos entre Candelaria y Quines, bajo la firma Agritur, entusiasmada por la nueva desmotadora y la posibilidad de trabajar asociada con otros algodoneros de San Luis.

Antes de la llegada de esta desmotadora, algunos productores llevaban su algodón a limpiar a la planta que Puramel tiene cerca de Quines, y el resto a Cruz del Eje, en Córdoba, con un costo enrome en transporte que llegó a poner el negocio en negativo.

La idea es incrementar unas dos mil hectáreas más entre sus asesorados. El área productiva es muy amplia, ya que se extiende desde Luján hasta el límite con Córdoba y La Rioja.

Andrada destacó el compromiso que hay en cuestiones de prevención del picudo. Hay nuevos actores en la actividad algodonera del norte puntano, como la nueva desmotadora que, apenas llegó a Quines, se sumó a la campaña para impedir el ingreso de la plaga.

“Muchas veces no pasa por los presupuestos que se manejen para tal campo, sino por el compromiso que hay de las distintas partes. Por ejemplo, cando llega una máquina para cosechar a esta zona y que viene de otra parte del país, espera al Senasa para que la fumiguen: “Hay una cadena de información sobre esto y una responsabilidad que hizo que nuestra zona siga creciendo.

El tesoro a cuidar está muy claro en el norte puntano y Jorge insiste en recordarlo: “En el país, somos la única zona que está libre de picudo”.

Fotoso: El Semiárido.